Cada vez es mas evidente que a un sector del PSOE cualquier referencia al cannabis le es repulsiva. Lo demostró la respuesta que dio el nuevo ministro de Sanidad a una pregunta de la diputada del PNV sobre el cannabis medicinal, ninguneando los trabajos y las conclusiones a las que llegó la comisión parlamentaria que estudió el cannabis como medicina
Recordemos también que el pasado mes de marzo se presentó una PNL para avanzar en la regulación del cáñamo industrial, con el objetivo de establecer un marco jurídico claro que dé solución a aquellos puntos que provocan incertidumbre sobre la producción agraria y la comercialización del cáñamo industrial, definiendo claramente la separación con aquellos otros cultivos y producciones que se encuentran sometidos a la fiscalización de estupefacientes. Por lo cual se consideró pertinente solicitar a la Agencia Española de Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS) que manifieste su posición, las directrices que transmite a la Fiscalía y a la Guardia Civil y las posibles consecuencias de incumplimiento en relación con la resolución del Tribunal de Justicia de la Unión Europea del 19 de noviembre de 2020. Es el PSOE quien está al frente de esta agencia y parece que comulga con las ideas de una rancia derecha: “Como la legalización del cannabis no coló, ahora lo intentan con algo similar, llamándolo cáñamo industrial, para ver si se puede abrir otra vía”
La AEMPS no se pronuncia, y tampoco ha hecho los deberes respecto a la puesta en marcha del cannabis medicinal.
Desde hace un par de años, las explotaciones de cáñamo industrial han aumentado exponencialmente y, como consecuencia, también lo han hecho las intervenciones de la Benemérita contra estos cultivos. Ahora empiezan a juzgarse esos posibles delitos y lo que nos encontramos es que la mayoría de los jueces son categóricos: “Con las diligencias practicadas, no concurren indicios suficientes de criminalidad por carecer de psicoactividad mínima las sustancias aprehendidas”.
Los empresarios del sector, después de un año y medio imputados por tráfico de drogas, ven como sus causas van siendo archivadas. Eso sí, el mal ya está hecho, y la ruina se cierne sobre muchos de ellos.
Entre tantos contratiempos, España, con su clima excepcional, está perdiendo la oportunidad de ser referente en este mercado, obligando a nuestros agricultores a partir con una evidente desventaja respecto a otros países del entorno donde la flor de cáñamo no psicoactivo es completamente legal.
Bien podría el PSOE mirarse en el espejo de Alemania. Allí, el pasado octubre, el Gobierno presentó un resumen de la ley para regular la distribución de cannabis a personas adultas en establecimientos autorizados. Después de medio año buscando activamente el encaje en el marco legal europeo reconocen que, a corto plazo, no es factible el comercio bajo licencia que pretendían, y, sin embargo, siguen adelante planteando una primera legalización basada en la despenalización del uso, el derecho al autocultivo y la creación de clubs sociales para cultivos colectivos sin ánimo de lucro. Será el tercer país que legaliza los Cannabis Social Club, después de Uruguay y Malta, mientras que en España se sigue deteniendo a los responsables de estos. Nadie es profeta en su tierra.