Elaboración
Para dar el toque especial a esta apetitosa elaboración hemos elegido Eleven Roses, de Delicious Seeds. La regalamos con la revista en junio del año pasado y, como el nombre de su banco indica, es una delicia, bastante potente además; puede alcanzar porcentajes de THC del veinticinco por ciento, siendo bajos los de CBD. Es una índica pura, de largo efecto narcótico y alto valor medicinal, perfecta para ayudarnos a descansar. Sus sabores son complejos y sorprendentes, empezando por Kush y acabando con frutas dulces y tierra húmeda.
Vamos a comenzar con el AOVE cannábico de arbequina. Es importante esta vez que sea de arbequina y que sea fresco, pues pierde sus aromas bastante rápido. Esta es una variedad de aceituna muy afrutada y dulce, por eso es perfecta para esta receta, al tratarse de un postre. Como ya os hemos comentado en otras ocasiones, la extracción en aceite nos gusta hacerla en frío para perder el mínimo de aromas y sabores. Para ello deberemos llenar a tope un bote con restos de manicura o cogollos, según la potencia que deseemos. Después incorporamos el AOVE de arbequina para completar el bote hasta arriba y lo cerramos herméticamente. Lo guardamos en un lugar alejado de la luz y la humedad durante treinta o cuarenta y cinco días moviéndolo con cuidado una vez por semana. Pasados los días destapamos y filtramos con un colador de tela.
Una vez que tenemos el AOVE listo nos ponemos con la receta propiamente dicha. Es facilísima y podría hacerla cualquiera que tenga un poquito de ganas de cocinar y sepa manejar una batidora sin cortarse los dedos.
Para empezar, lavamos muy bien las fresas enteras con agua fría. Lo de enteras tiene su importancia, ya que si le quitamos primero la parte verde y después las lavamos estaríamos tirando por el desagüe gran parte de su sabor y sus vitaminas. Después de lavarlas, ahora sí, les quitamos el tallo verde y las ponemos semitroceadas en un recipiente donde podamos triturarlas, reservándonos una o dos por ración sin triturar. Incorporamos el AOVE cannábico de arbequina, el azúcar y el zumo de limón colado sin huesos ni pulpa. Trituramos bien hasta obtener una crema sin grumos ni trocitos de fresa enteros. En principio quedará muy espesa, pero jugando con la cantidad de agua fría que le incorporemos podemos obtener la textura deseada. Debería ser una crema muy ligera o una sopa espesita. A continuación, la colaremos por un colador fino capaz de retener las semillas de las fresas, aunque si necesitamos un aporte de fibra extra paran intestinos y no nos importa encontrárnoslas en la boca, lo podemos tomar en bruto, sin colar.
Una vez tenemos nuestra sopa fría elaborada nos centramos en el montaje del postre. Lo ideal sería una copa de cóctel, pero si no tenemos podemos emplear un vaso bonito y sobre todo transparente para que pueda apreciarse el contraste de colores. Troceamos en trocitos pequeños las fresas que habíamos reservado antes. Vertemos en la copa unas gotas de la reducción de aceto balsámico en el fondo, añadimos una cucharada de los trocitos de fresa y bañamos todo con la deliciosa sopa. Deberemos poner sopa hasta que le quede un dedo, más o menos, para llegar al borde. A continuación ponemos nata con el spray pegado al borde de la copa de fuera a dentro en forma de espiral hasta cubrir toda la superficie. Finiquitamos espolvoreando el café soluble con la ayuda de un colador por encima de la nata. Podemos culminarlo con unas hojas de hierbabuena o una fresa clavada en el borde de la copa.
Y ya ha llegado el mejor momento: meter la cuchara ahí dentro y deleitarnos con sus sabores, texturas y efectos.
Sopa fría de fresas y arbequina con Eleven Roses y capuchino
Ingredientes para cuatro personas
800 g de fresas frescas
50 ml de AOVE de arbequina cannábico
El zumo de un limón
150 g de azúcar blanco
1 bote de nata montada
10 ml de reducción de aceto balsámico
1 sobre de café soluble
Un poco de agua fría
LA DOSIS PERFECTA
Fotos
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