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Mejor miso que misa...

Mi sopa de miso y Buddha Purple Kush

Vamos a empezar bien el año con una versión particular de la ya famosa sopa de miso. Nos servirá para calentarnos un poquito en estos fríos días y para viajar a los años noventa a través del aliño de Purple Kush con el que la aderezaremos. Además, nutrirá nuestros maltrechos cuerpos después de los excesos navideños.

Ingredientes para cuatro personas

  • 1 litro de caldo (pollo, verduras, pescado)
  • 80 g de pasta de miso roja
  • 200 g de fideos de arroz
  • 10 g de alga wakame deshidratada
  • 40 g de puerro fresco
  • 4 huevos
  • 40 ml de salsa de soja
  • 10 ml de aceite de sésamo cannábico

Elaboración

La variedad seleccionada para esta receta es la Buddha Purple Kush no auto de Buddha Seeds que regalamos con el número de mayo de este año. La integraremos a través del aceite de sésamo, con el que culminaremos esta riquísima sopa. Se trata de una híbrida con predominancia índica, con la que quieren trasladarnos a esos años noventa donde solo había maría o hachís, nada de sativas ni índicas ni auto ni nada. Aún no había evolucionado el cultivo de las distintas variedades y el pelotazo de la maría era más o menos igual que el del hachís pero más eufórico y potente. El sabor dependía más de la pericia del cultivador que de la variedad en sí. No como ahora, que tenemos un amplio catálogo. En este caso, por ejemplo, tenemos un sabor claramente afrutado y con matices terrosos.

Con esta variedad vamos a infusionar en frío un aceite de sésamo para cannabizar nuestra receta. Necesitaremos un bote pequeño de cristal hermético. En esta ocasión emplearemos cogollos, ya que el aceite de sésamo tiene un sabor potente y lo utilizamos en pequeñas dosis. Llenamos el botecito de cogollos hasta arriba y terminamos de rellenar el espacio que quede entre ellos con el aceite de sésamo hasta el borde. Tapamos y lo guardamos en un lugar fresco y seco protegido de la luz. Lo dejamos allí durante un mes moviéndolo un poco cada semana. Después lo filtramos con un colador de tela y ya estará listo para usarlo. Lo reservaremos.

Mi sopa de miso y Buddha Purple Kush
Mi sopa de miso y Buddha Purple Kush

El miso, que procede de las palabras japonesas mi (‘sabor o condimento’) y so (‘fuente’), es una pasta hecha a base de habas de soja fermentadas y/o cereales y el hongo Aspergillus orizae, llamado también koji. Como su nombre nos indica, es fuente de sabor y además muy nutritiva. Existen cuatro tipos fundamentales dependiendo de su composición, sabor y color. A más intensidad de color, más sabor. Miso blanco (shiromiso), miso rojo (akamiso), miso negro (kuromiso) y hatchomiso. Os recomiendo que si podéis lo compréis no pasteurizado, ya que así conservará muchos más nutrientes. Estas pastas nos aportarán encimas, que nos ayudan a hacer la digestión, además de hidratos de carbono, vitaminas, minerales y proteínas. Nosotros en esta ocasión utilizaremos miso rojo o akamiso, pero podéis hacerlo con el que más os guste.

En lugar de caldo dashi como en Japón, yo la hago en casa con caldo de pollo, verduras o pescado; queda bien con cualquiera de ellos.

Para elaborar la sopa propiamente dicha, ponemos el caldo al fuego guardando una pequeña parte para disolver la pasta de miso. Cuando hierba el caldo, introducimos en él los fideos de arroz teniendo en cuenta su tiempo de cocción. A continuación, añadimos el alga wakame y a los dos minutos el huevo batido poco a poco y sin dejar de remover para que quede en hilos. Y ya podemos incorporar el miso disuelto en el caldo que guardamos al principio y retirar del fuego. Por último, añadiremos el aceite de sésamo y el puerro crudo finamente cortado. Podemos decorar la sopa de miso con un poco de cebollino picado.

Espero que os guste y os haga entrar en calor.

¡Hasta la próxima! ¡Buen viaje y feliz año!

LA DOSIS PERFECTA

Se estima que medio gramo por persona si no es usuaria de cannabis es una dosis suficiente para sentir los efectos. Si eres consumidor habitual la tolerancia hacia la sustancia activa hará que necesites el doble: un gramo. No olvides que durante la digestión el THC se convierte en una molécula más potente que propicia una experiencia retrasada y hasta tres veces más intensa que con una cantidad similar fumada. Si cuando fumamos o vaporizamos podemos apreciar los efectos a los 10 minutos y estos nos pueden durar hasta 4 horas, cuando comemos el efecto deseado tarda entre 30 y 90 minutos en mostrarse en todo su esplendor y puede llegar a mantenerse hasta 8 horas. Como es sabido, en ayunas el efecto es mayor.  Dado que no todas las hierbas son iguales y que todos somos diferentes, estos consejos sobre cantidades y efectos son orientativos. Es al comensal al que corresponde encontrar su medida. La prudencia siempre es buena consejera.

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Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #277

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