Vamos a refinarnos un poco y hacer un plato globalizado y resultón: una sopa fría entre Málaga y Asia con la que quedaréis como auténticos foodies expertos. Una forma rica y elegante de disfrutar de la White Widow x Ak de Spanish Seeds.
La White Widow x Ak de Spanish Seeds ha sido la seleccionada para este exótico ajoblanco. La regalamos con la revista en diciembre del pasado año. Es una planta compacta especialmente diseñada para interior, resinosa y con una producción bastante alta (hasta 500 g/m²). Su sabor es una mezcla suave de tierra, picante y Skunk, y los efectos son de larga duración y más cerebrales que físicos. Para incorporarla a la receta vamos a hacer una leche de coco cannábica. Empezaremos poniéndola a calentar en un bol al baño maría, así evitaremos que llegue a hervir y que pierda los menos terpenos posibles. Cuando la leche alcance unos 60 o 70 ºC incorporaremos la marihuana pasada por un grinder poco a poco y removiendo hasta conseguir que quede totalmente sumergida. La dejaremos ahí unos 20 min. Pasado este tiempo, la pasaremos por un colador de tela y la dejaremos reposar tapada 5 min más. Con nuestra leche de coco cannábica lista, ya solo hay que esperar a que se enfríe.
Para el ajoblanco comenzaremos poniendo el pan en remojo con el agua. Pelaremos el ajo y le quitaremos la parte central para que no nos repita y estemos comiendo ajoblanco durante horas. Cuando el pan esté blandito y sea fácil de triturar, le podemos añadir los piñones, los ajos, la leche de coco cannábica fría, el AOVE, el vinagre y la sal. La cantidad de agua dependerá del porcentaje de grasa de leche de coco, así como de la densidad del pan y el espesor deseado. Mi consejo es que lo trituréis todo y que después vayáis incorporando la cantidad de agua que necesitéis para alcanzar la textura que más os guste. Una vez triturado lo meteremos en la nevera para que se enfríe bien; tened en cuenta que cuando se enfríe espesará un poco más.
Por otro lado, podemos ir pelando los melocotones y cortándolos en brunoise (cuadraditos pequeños e iguales). También picaremos el cebollino y tostaremos un poco los cañamones para que además del crujiente nos aporten también ese toque ahumado. Una vez que tengamos todos los elementos podremos montar el plato. Tened en cuenta que una vez montado lo ideal es consumirlo lo antes posible. Lo primero será hacer un montoncito alto con el melocotón para después incorporar el ajoblanco con cuidado, de forma que quede sobresaliendo como un iceberg. Para terminar y decorar añadimos con gracia los cañamones, el cebollino picado y un chorrito de AOVE.
¿Está chulo, verdad? Pues nada, a vacilar, a disfrutar y, con piñones y cañamones, a rimar pareados.