España no sufrirá una nueva epidemia de heroína similar a la vivida en los años ochenta ni está en la antesala de una crisis de salud pública por del abuso de fármacos opioides a semejanza de Estados Unidos. Son las principales conclusiones de un reciente estudio firmado por el psicólogo social y colaborador habitual de Cáñamo David Pere Martínez Oró. El estudio fue presentado el pasado diciembre en la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, entidad que ha financiado la investigación realizada por Martínez Oró con el equipo de Episteme.
Con el título Opioides en España. Ni repunte de heroína ni crisis de opioides a la americana, se analiza la realidad de los derivados del opio en nuestro país a partir de una metodología rigurosa, con entrevistas, estudios epidemiológicos y apoyos en literatura científica que desmienten la ola de noticias tremendista que desde hace un tiempo aparecen en los medios de comunicación españoles.
Desde 1997, el consumo de heroína presenta unos porcentajes marginales (en torno al 0,1 por ciento). Lo que es cierto es que por procesos de reestructuración de la oferta y por la movilidad de la demanda, actualmente visibilizamos más a las personas heroinómanas, lo que genera la falsa percepción de que existen más personas adictas. El fenómeno de los narcopisos, en ocasiones señalado como posible causa del repunte de la heroína, es uno de los puntos fuertes de la investigación. Martínez Oró lo descarta: “Sencillamente son el reflejo de cómo la oferta de drogas aprovecha el conflicto urbano de la vivienda para continuar operando”. El científico social sostiene que mientras haya pisos, y sobre todo edificios vacíos, propiedad de empresas de inversión inmobiliaria, los narcopisos formarán parte del paisaje urbano de Barcelona y Madrid.
Sobre las nuevas rutas de distribución del narcotráfico, el informe asegura que, debido al férreo control fronterizo, las bandas criminales han buscado alternativas a la vía terrestre de los Balcanes, ganando protagonismo en los dos últimos años la ruta marítima del Mediterráneo occidental, que convierte a España en puerta de entrada de la heroína hacia Europa.
El consumo de fentanilo y oxicodona (las sustancias protagonistas de la crisis que azota Estados Unidos) sin prescripción médica es totalmente inusual. Comprar estas sustancias en el mercado negro es “radicalmente anecdótico”. España está protegida de cualquier crisis inminente de opioides, asegura el autor del estudio, gracias a la estructura del Sistema Nacional de Salud, nada que ver con la sanidad privada de EE UU, donde el paciente se convierte en un cliente al que hay que fidelizar y donde los controles son bastante más laxos que en España. En nuestro país, la percepción de riesgo de los opioides por parte de los profesionales médicos es además extremadamente elevada, reservando su prescripción para los casos justificados.
El trabajo admite, sin embargo, que cabe la posibilidad que se difundan los consumos de heroína u otros opioides, especialmente de fentanilo. El fentanilo (entre cincuenta y cien veces más potente que la morfina) es la sustancia que más incógnitas genera porque ha crecido su prescripción, puede emplearse como droga recreativa y, por último, porque en Estados Unidos, Canadá y, en menor medida, en algunos países europeos, se ha detectado su presencia como adulterante de drogas como la heroína, cocaína u otras sustancias. El fentalino “representa un reto internacional en clave de salud pública”, advierte el psicólogo social. El estudio completo está disponible en la web de Episteme.