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Alerta por un formato inédito de heroína en España

Energy Control alertó a mediados de diciembre y tras la incautación en España de heroína en forma de comprimidos, una presentación muy poco habitual para este opioide. El hallazgo, que el Ministerio del Interior describió como la primera detección en pastillas, genera preocupación ya que una “estética farmacéutica” puede bajar barreras de entrada y generar una falsa sensación de control.

La novedad no es solo policial, sino cultural. Energy Control recuerda que la heroína se asocia tradicionalmente al polvo marrón o blanco y a vías como la fumada o la inyectada. Que aparezca en comprimidos (un envase simbólicamente menos estigmatizado) abre preguntas sobre estrategias de distribución y sobre qué públicos se intenta atraer. El propio servicio advierte que, ante presentaciones inéditas, lo prudente es no considerarlo como un indicio de seguridad.

Desde un punto de vista farmacológico, Energy Control explica que la vía oral suele ser menos eficaz, ya que los efectos tardan más en aparecer, parte de la sustancia se degrada en el aparato digestivo y la intensidad tiende a ser menor. Por eso, el formato pastilla no parece especialmente atractivo para personas habituadas a vías rápidas. La hipótesis que propone la entidad es más bien de mercado, buscando nuevos nichos entre quienes rechazan la jeringuilla o el humo por riesgos de salud, por motivos personales o por la fuerte carga de estigmatización.

El problema es que el formato no elimina los riesgos, sino que más bien los reconfigura. Energy Control subraya que el contenido real es desconocido (dosis y posibles mezclas) y que el peligro aumenta al combinar opioides con depresores del sistema nervioso central, como alcohol o benzodiacepinas, por su capacidad de potenciar la depresión respiratoria. Además, la vía oral puede implicar malestar gastrointestinal, mayor carga hepática y el riesgo conductual de redosificar y acabar en intoxicación.

La crónica aparecida en el diario El País añadió detalles que refuerzan la alerta: pastillas con forma de calavera, una incautación de ocho kilos que se iba a distribuir en Madrid y Barcelona y, según fuentes policiales citadas por el medio, una pureza estimada entre el 10% y el 10,5% con presencia de cafeína y otras sustancias y un formato que puede resultar “atractivo” o “exclusivo” para jóvenes o personas sin experiencia con opioides.

Que surjan pastillas de heroína no es sino la confirmación de que la prohibición empuja al mercado ilegal a mutar y es aquí donde la reducción de riesgos vuelve a lo esencial, desconfiando de mezclas y sosteniendo sistemas de información y alertas públicas que permitan reaccionar antes de que la novedad se convierta en costumbre.

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