Pese a que quedó demostrado que un paisano de Burjassot (Valencia) mantenía una plantación de marihuana en su edificio, el juez sentenció que esa marihuana era para consumo personal.
El juez consideró que el dueño de las plantas (y de la plantación) no tenía intención ninguna (ni probada) de que quisiera venderlas por lo que se le absuelve de delito contra la salud pública.
El acusado, un hombre de 41 años, siempre sostuvo que es “consumidor de marihuana” y que comenzó a cultivar él mismo para “evitar tener que acudir a comprarla a parques y lugares que entrañan cierto peligro”.
El acusado fue detenido en 2016 cuando un vecino del edificio donde este vive advirtió a la policía de un butrón en la planta baja. Allí encontraron que alguien había montado un cultivo de cannabis en un espacio entre el edificio contiguo y el suyo.
Se incautaron 116 plantas en macetas y otras cuatro plantas en proceso de secado, cuyo peso bruto era de 3.777 gramos contando hojas y cogollos húmedos. Una vez analizado el cálculo de su peso neto (peso seco útil, una vez eliminada la humedad y las partes leñosas), resultaron 1.109,43 gramos de cannabis. Sin embargo, las plantas tenían semillas y la defensa solicitó descontarlas del total al carecer la simiente de THC. En concreto: descontado el peso de todas las semillas el peso neto final era de 784,43 gramos de cannabis, con un 4,9 % de THC.
En relación a la acusación de delito contra la salud pública la juez explicó en su fallo que debe de haber una “intención de promover, favorecer o facilitar su consumo ilegal, de modo que el cultivo destinado al autoconsumo sería penalmente impune”.