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Extracción de resina con alcohol isopropílico

En este artículo se mostrará una técnica a medio camino entre estas: la extracción con alcohol isopropílico, también conocida como Quick Wash Isopropyl.

En este artículo se mostrará una técnica a medio camino entre estas: la extracción con alcohol isopropílico, también conocida como QWISO (del inglés Quick Wash Isopropyl).

En la actualidad existen multitud de técnicas para aprovechar los restos de la cosecha y sacar toda la resina contenida en la marihuana. Desde las primeras extracciones en seco, con el método marroquí o con Pollinator, hasta las modernas extracciones en frío y con solventes: Wax, Shatter, BHO, Moonrocks.

La ventaja de esta técnica es que resulta sencilla, no precisa de material de laboratorio y es menos peligrosa que las técnicas de extracción con gas butano. Este gas es altamente inflamable, y más de uno ha tenido un susto, como se ha visto en numerosas ocasiones en las noticias. 

El alcohol isopropílico, aunque inflamable, es mucho menos volátil que el gas butano, por lo que, a pesar de tener que tomar precauciones en la elaboración de QWISO, el riesgo de explosión es mucho menor. Como contrapartida, la calidad del producto (en cuanto a contenido en THC) es algo inferior a las extracciones con gas y posterior purgado. Sin embargo, no deja de ser un material de pureza superior a la mayoría de Ice-o-lator y hachís obtenido en seco. 

De nombre científico 2-propanol y fórmula CH3CH(OH)CH3, el alcohol isopropílico se puede adquirir con facilidad en cualquier tienda en línea de productos químicos, con una pureza normalmente superior al 98%. Es bastante estable desde un punto de vista químico, y cuando se oxida se convierte en acetona, que igualmente sirve para extraer la resina. Es un líquido incoloro, de fuerte olor e inflamable. A fin de prevenir un incendio por inflamación del mismo, basta con tener a mano un extintor de dióxido de carbono y el posible incendio se apagaría enseguida. 

El principio de la extracción QWISO se basa en que el THC es altamente soluble en disolventes orgánicos, como por ejemplo el alcohol isopropílico. La parte negativa es que otros componentes de la marihuana, como la clorofila y las ceras, también lo son. Por este motivo, durante la extracción QWISO deben seguirse una serie de precauciones para no arrastrar en exceso esos elementos y que el producto final quede lo más puro posible. 

El alcohol empleado en este método también puede ser sustituido por etanol, un tipo de alcohol de muy baja polaridad. Como los cannabinoides, desde un punto de vista químico, no tienen polaridad, deberían extraerse con disolventes cuanto menos polares mejor. Pero bueno, volvamos al tema y centrémonos en el alcohol isopropílico. 

Tras varios años de ensayo y error, los profesionales del cannabis han conseguido métodos eficaces que requieren escaso material de laboratorio y que permiten la extracción QWISO a nivel casero. El bajo coste del alcohol y del material necesario, ha “democratizado” este tipo de extracción, accesible para la mayoría de los autocultivadores. He aquí los pasos que se siguen normalmente para obtener el QWISO.

  • 1. Seleccionar el material que procesar. Cuanto más limpia esté la marihuana de hongos y polvo, mejor será el producto final. Algunos cultivadores afirman que, al pasar la hierba por el alcohol, las esporas de los hongos mueren y dejan de ser un peligro para el fumador de cannabis. De todas formas, es decisión de cada uno incluir o no material tocado por el moho o el oídio. Como en cualquier extracción, cuanta más resina contenga la hierba, mayor rendimiento en aceite. 
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  • 2. Enfriar el material. Como en el caso de la extracción con hielo y agua (Ice-o-lator), el propósito de enfriar el material vegetal es endurecer las glándulas para que puedan ser arrastradas con facilidad por el alcohol. Otro motivo, no menos importante, es que la clorofila se diluye más lentamente cuanto más frío está el material. Por tanto, al enfriar la marihuana se reduce la cantidad de materia “verde” arrastrada, y el aceite de marihuana tiene un buqué superior. 
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  • 3. Añadir el alcohol en el primer recipiente. La mayoría de los elaboradores de aceite distribuyen el producto en tres botes de cristal, como mínimo. La idea es hacer pasar el alcohol por los distintos botes, usando menos cantidad de alcohol que si estuviese toda la hierba en el mismo bote. Una vez añadido el alcohol se deja reposar un minuto. 
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  • 4. Pasar el alcohol por el resto de los recipientes. Después del primer minuto, se sacude bien el bote y se vierte en el segundo bote de cristal. Se repite la operación tantas veces como botes haya. Con cada cambio de bote, el alcohol tomará un color más y más oscuro, señal inequívoca de haber arrastrado los preciosos cannabinoides con él. 
  • 5. Verter y filtrar. Tras mezclar el alcohol isopropílico en el último recipiente con yerba, se coloca un embudo, preferentemente de cristal con un par de filtros de café superpuestos, sobre un recipiente limpio. Algunos también utilizan un poco de carbón activo para retener la materia vegetal, especialmente cuando el aceite ha tomado un color excesivamente verde. Si se respetan los tiempos de mezclado no es necesario usar el carbón como filtro. El alcohol, mezclado con la resina, se recoge en una bandeja de pírex para su posterior evaporación. 
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  • 6. Evaporar el alcohol. Una vez filtrado, se coloca la bandeja con el alcohol en una placa calentadora. A nivel casero, se puede hacer un baño maría, con un poco de agua en el fondo de una olla y la bandeja con el alcohol arriba. El isopropílico tiene un punto de ebullición de 82 ºC, por lo que se necesitará un poco de potencia para poder evaporarlo rápido. Si no hay prisa, simplemente dejándolo en contacto con el aire se evapora, pero este proceso puede durar horas. 
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Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #210

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