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Intervienen 20 kilos de una droga nunca incautada en España

Es una droga nueva, que emula los efectos de otras sustancias prohibidas, pero cuyos riesgos no han sido estudiados.

La Policía Nacional ha incautado en Burgos 20 kilos de 4-CMC, una droga cuyo tráfico y consumo no se había detectado hasta ahora en España. La incautación ha sido posible gracias a la colaboración con la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (la DEA) y la Policía Nacional de Países Bajos. El 4-CMC es una sustancia de reciente aparición, sintetizada y comercializada con la intención de emular los efectos de otras drogas prohibidas actualmente, pero cuyos riesgos no han sido estudiados.

La sustancia había sido enviada desde Países Bajos. Allí la policía llevaba tiempo vigilando un almacén que contenía otras drogas y que estaba a cargo de una mujer de origen Búlgaro que residía en Burgos. De aquel almacén neerlandés salió un envío con destino a Burgos, que en el momento de la entrega en España fue intervenido por la policía. En su interior los agentes hallaron los 20 kilos de 4-CMC. Según la nota de prensa policial, la policía de Países Bajos realizó un registro simultáneo sobre el almacén, y allí encontraron 240 kilos de otra droga muy similar, la 3-MMC, que fue prohibida en Países Bajos el pasado octubre de 2021.

El porqué de la aparición de estas nuevas sustancias tiene que ver con las sucesivas prohibiciones de drogas. Todas estas sustancias tienen efectos similares a drogas clásicas como la MDMA o la cocaína. De hecho, la 4-MMC (más conocida como mefedrona) empezó a popularizarse en la primera década de los 2000 como una alternativa legal a la MDMA. La sustancia acabó siendo prohibida a principio de la siguiente década, lo que motivó el auge de otras sustancias con estructuras químicas y efectos muy similares, como la 3-MMC. Ahora que la 3-MMC ha sido prohibida en algunos países, los químicos ilegales, traficantes y muchos usuarios acuden a otras sustancias nuevas, como la 4-CMC incautada en España para no ser perseguidos.

Esta tendencia de prohibición de drogas y aparición de otras nuevas lleva produciéndose décadas y no tiene aparente final porque las modificaciones químicas que se pueden realizar a una molécula son casi infinitas. Las consecuencias son negativas para todos los actores. Por un lado se derrochan recursos policiales y judiciales en perseguir a los traficantes y usuarios, sabiendo que nunca se erradicará el consumo y tráfico de sustancias. Por otro lado, las personas consumidoras de drogas se exponen contínuamente a sustancias nuevas cuyos riesgos no han sido estudiados, sin información a su alcance para prevenir efectos indeseados o sobredosis.

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