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La subcomisión continúa enfatizando los riesgos del cannabis por encima de los beneficios

Los diputados españoles estuvieron más tiempo escuchando sobre los peligros que valorando sus beneficios y las necesidades de los pacientes.

Ayer lunes tuvo lugar la segunda sesión de comparecencias de expertos en la subcomisión para el estudio del cannabis medicinal en España en la que otras cinco personas convocadas por los diputados explicaron su visión profesional del uso del cannabis. De nuevo, como ocurrió en la primera sesión, los comparecientes hicieron especial hincapié —debido a su formación y actividad profesional— en los riesgos del cannabis en determinadas poblaciones, aunque también una mayoría consideró en la necesidad de regular alguna vía de acceso segura para los pacientes.

La primera comparecencia fue la del doctor Néstor Szerman, psiquiatra y presidente de la Sociedad de Patología Dual, dedicada a las adicciones y otros trastornos mentales. Esté utilizó la mayoría de su tiempo para abordar los efectos negativos del cannabis sobre la salud mental, como el riesgo para las personas con predisposición a desarrollar psicosis. También mencionó la limitada evidencia de uso terapéutico y dejó caer una imprecisión grave, cuando dijo que en EE UU los estados con una regulación han registrado un aumento del consumo adolescente, algo que ha sido desmentido en varios estudios y reconocido por las agencias de drogas del país.

Al final de su intervención puntualizó: “Una cosa es el conocimiento científico y otra cosa es que hay una demanda social y de pacientes que hay que poner en valor. Y algo hay que hacer con este tema, porque en nuestro país cualquiera puede comprar [...] y sería importante tener productos que den seguridad a las personas que lo necesitan.”


El siguiente en intervenir fue el doctor Jesús Aguilar, farmacéutico y presidente del Consejo de Colegios de Farmacéuticos. Este propuso restringir el uso de CBD en cosmética, en contra de las recomendaciones de la OMS y la Comisión Europea, y afirmó que el uso del CBD no está permitido en alimentos, algo que en realidad sí ha sido aceptado en la Unión Europea. Aguilar apostó por un modelo de acceso al cannabis medicinal con productos farmaceúticos y con formulación magistrales realizadas por los farmacéuticos y propuso realizar una prueba piloto de cannabis medicinal como la que se está realizando en Francia como paso previo para valorar una regulación permanente.


La tercera intervención corrió a cargo del doctor Celso Arango, también médico psiquiatra, quien preside la Sociedad Española de Psiquiatría. Este insistió como el primer ponente en los riesgos de psicosis y otros efectos negativos, haciendo afirmaciones muy polémicas y sin consenso científico como que el cannabis disminuye el coeficiente intelectual de los consumidores. Arango repitió algunos tópicos sobre el uso de cannabis cuya causalidad no ha sido demostrada, tales como que conduce al fracaso escolar o a dificultades financieras.

“A mi no me corresponde evaluar esos riesgos-beneficios, porque no soy un experto en epilepsia refractaria ni dolor crónico”, dijo en respuesta a la intervención de un diputado que mencionó el caso de los fármacos cannábicos con THC y CBD aprobados en España y Europa. “A mi me corresponde únicamente como experto en psiquiatría y salud mental, el avisar de los posibles riesgos que hay [...] La evaluación de los beneficios tienen que hacerla las agencias reguladoras”, resumió.


La siguiente compareciente fue la doctora Carla Dias, presidenta del Observatorio Portugués de cannabis Medicinal, quien explicó la función de la organización que preside y su experiencia como madre de un niño con epilepsia refractaria que necesita CBD. La suya fue la intervención que más puso el acento en los pacientes que necesitan el cannabis medicinal como tratamiento: “Piensen en sus pacientes en España”, dijo en al menos dos ocasiones. Dias explicó el funcionamiento del programa de cannabis medicinal en Portugal, en el que se prescribe cannabis para siete patologías distintas y contó cómo desde el observatorio que preside se forma a médicos y pacientes en el uso de los tratamientos derivados de la planta.


La última intervención fue a cargo del doctor Rafael Maldonado, médico investigador especializado en el estudio tanto de sus riesgos como de su aplicación terapéutica en pacientes con dolor crónico. Este defendió la necesidad de crear una vía de acceso para que los pacientes puedan acceder cuanto antes a la planta que les sirva para sus dolencias. “En determinados pacientes regulando esta planta, que no es un medicamento, podemos tener un beneficio que supera al riesgo, y este riesgo es pequeño en estas condiciones”, afirmó.

“No estamos hablando de un medicamento; si estuviéramos hablando de aprobar un medicamento estaríamos en la Agencia Española del Medicamento. Estamos en el Parlamento para intentar regular la utilización de una planta con fines terapéuticos”, dijo Maldonado. Su apuesta: aprobar una regulación que permita el uso de cannabis con determinadas concentraciones de cannabinoides, utilizando como vía de administración la vaporización y especialmente para casos de dolor crónico resistente a otros tratamientos.

El doctor insistió a los diputados sobre la necesidad de separar muy bien el debate del uso medicinal del uso recreativo. “Regular el uso de la sustancia como la mayoría de pacientes europeos lo ha hecho. Yo el futuro no lo veo en una planta, lo veo en un medicamento, pero eso es el futuro y ahora nos encontramos con unos pacientes que tienen una necesidad hoy, no mañana cuando haya un medicamento”, dijo a modo de conclusión.

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