Distintas voces se han levantado en el partido morado para apoyar la regulación integral de nuestra planta amiga.
Jorge Moruno, miembro del consejo estatal del partido, tuiteó lo siguiente nada más conocerse la legalización en Canadá: “España tiene un clima privilegiado que bien podría exportar marihuana con denominación de origen —como el vino— a Canadá; pero nada, será una locura...”. Desde las Islas Canarias, Juan Márquez, secretario de acción institucional y mediación, ha usado el mismo argumento, el climatológico, para darle fuelle al tema de moda. Afirmó que el archipiélago puede liderar la producción de cannabis español: “Por las condiciones naturales de las islas se podrían recoger tres cosechas al año y la producción agrícola no solo crearía puestos de trabajo, sino que supondría una inyección económica gigante a través de los impuestos”. Además, “se evitaría su consumo por menores y el enriquecimiento de las mafias”, expresó Márquez. Vamos, lo que todos sabemos pero pocos gobiernos quieren escuchar.
“Basta ya de hipocresía”, afirmó el secretario general, Pablo Iglesias, que apoyó al miembro del consejo de forma muy gráfica: "Me parece absurdo poder comprar tequila o ginebra en un supermercado y que la marihuana sea ilegal. La propuesta de Jorge Moruno es interesante”. La idea que expresó Iglesias incluiría “una empresa pública que asegurara un escrupuloso control en el cultivo y comercialización de la marihuana para usos terapéuticos y recreativos”; este medio de explotación “generaría ingentes ingresos al Estado que podrían hacernos contar con la mejor sanidad pública del mundo”. A ver si el nuevo gobierno escucha lo que la calle, y el sentido común, demandan.