Ave María purísima
Hermanas del Valle, una pequeña empresa de productos cannábicos medicinales dirigida por mujeres que visten hábitos de monja para recalcar su función social, se ha convertido en una de los más firmes opositores contra la Ley de Seguridad y Regulación de la Marihuana Medicinal de California, que restringe el cultivo comercial.
Hermanas del Valle, una pequeña empresa de productos cannábicos medicinales dirigida por mujeres que visten hábitos de monja para recalcar su función social, se ha convertido en una de los más firmes opositores contra la Ley de Seguridad y Regulación de la Marihuana Medicinal de California, que restringe el cultivo comercial.
La ley, promulgada en octubre pasado, daba a cada ciudad californiana dos opciones: tener lista una regulación local de marihuana para el 1 de marzo, o ceder el control al estado. La ciudad de Merced, donde apropiadamente residen las “hermanas”, no quiso perder soberanía, como tantas otras localidades, y preventivamente votó prohibir el cultivo de marihuana medicinal en espera de una nueva deliberación.
Las Hermanas del Valle, que venden a través de su tienda online distintos productos infusionados en cannabidiol, han iniciado una guerra mediática para que se cambie la ley. Aunque su religión es básicamente New Age, visten como monjas a tiempo completo. De hecho, su líder y promotora, la Hermana Kate, cuyo nombre real es Christine Meeusen, empezó a vestir así en las protestas del movimiento Occupy y decidió continuar haciéndolo, porque comprobó que generaba confianza en la gente. Tanta que un grupo de mujeres se animó a imitarla cuando arrancó su empresa de cannabis medicinal con el convencimiento de que “las mujeres pueden hacer que esta industria pase de ser porrera a centrarse en la curación”. Hasta hace nada residían en una pequeña casa de tres habitaciones, cultivando la marihuana en el garaje y manufacturando en la cocina sus tinturas y ungüentos ricos en CBD, siguiendo los ciclos lunares y en un ambiente espiritual. Pero la alta demanda de sus productos, estimulada por su éxito en los medios de comunicación, les llevó a trasladarse el pasado mes de febrero a una granja con más de 4.000 metros cuadrados, eso sí, en la misma localidad, pues ya han anunciado que no piensan mudarse.
Mientras Dios escucha sus plegarias, la mayor agrupación médica del estado, la California Medical Association (CMA) que representa a 41.000 doctores, ha decidido respaldar una nueva propuesta de ley que legalizaría también el uso recreativo del cannabis, no porque apoyen generalizadamente su uso, sino porque creen en la información y el control sanitario “antes que en la ineficaz prohibición”.