Al menos tres provincias del país de la hoja de arce, Ontario, Quebec y New Brunswick, se enfrentan a la falta de marihuana bajo control legal, y en las dos últimas empieza a haber establecimientos que necesitan cerrar temporalmente por falta de suministro.
La carencia de marihuana controlada por los gobiernos de las provincias amenaza con socavar uno de los objetivos más importantes de legalización: acabar con un comercio ilegal de marihuana que se estima que mueve unos 5.300 millones de dólares canadienses al año. Los consumidores, que comienzan a enfadarse a lo ancho y largo del país, advierten de que si la falta de abastecimiento continúa tendrán que regresar a sus distribuidores ilegales. La repentina escasez se atribuye, al menos en parte, a la imprevista explosión de la demanda de marihuana tras la entrada en vigor de la legalización y al lento ritmo con el que el gobierno federal está concediendo las licencias a los productores de cannabis. De los 132 productores aprobados por el gobierno para suministrar marihuana a los minoristas, solo 78 han recibido por el momento licencias de venta, según Health Canada, el departamento gubernamental responsable de la salud pública. “Estamos construyendo una nueva industria legal que no existía hace tres semanas, y sabíamos que habría problemas”, confiesa Mathieu Gaudreault, portavoz de la Agencia de Cannabis de Quebec. Por parte de las empresas, Vic Neufeld (en la foto), el director ejecutivo de Aphria, uno de las grandes productoras de Ontario, ya predijo que habría escasez: “Es como tratar de fusionar una carretera de cinco carriles en un camino rural de un solo carril”, explicó.