Una comisión de expertos de Michigan (EE.UU) ha recomendado que no se impongan límites a la cantidad de THC para que uno pueda conducir.
Esta comisión considera que un nivel elevado de THC detectado por algún tipo de dispositivo no significa que el conductor esté “incapacitado” para conducir o incluso que esté “colocado”. Esta sorprendente decisión de la comisión que trabaja para Impaired Driving Safety Committee está fundamentada en 2 años de investigación.
Además de apoyarse en documentos científicos publicados también han llevado adelante bastante trabajo de campo y de recolección de datos de los test que han ido realizando la policía de carreteras de Michigan. La comisión está compuesta por un paciente de cannabis medicinal, un experto forense, un agente de la ley, un farmacólogo y un profesional de la seguridad para la conducción.
Así como la comisión considera que el cannabis sí tiene repercusiones a la hora de conducir, también considera que el nivel de THC en la sangre no es un indicador fiable de que esa persona no debe conducir. Se debe poder demostrar que el THC es un impedimento serio para conducir como para que se sancione su uso y, por el momento, no se puede demostrar. El informe asegura que “la correlación entre THC en sangre y la incapacidad para conducir es muy pobre”.
Si alguien vapea cannabis el nivel de THC se dispara rápidamente pero baja de un modo espectacular en un breve periodo de tiempo, por lo que esa persona no mostrará nivel alto de THC en sangre. Si una persona es consumidora de cannabis habitual su THC en sangre es más elevado de las personas que no consumen habitualmente, pero tampoco mostrará señales de no poder conducir. Es decir, el THC en sangre no es un indicador fiable.
Este informe de la comisión puede llevar a la gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer, a cambiar las leyes de Michigan que castigan conducir con rastros de THC en sangre. Con la actual legalización del estado de Michigan parece que es apropiado una revisión.
Como nota adicional, en los test realizados con simuladores de conducción, las personas bajo la influencia del cannabis trataban de compensar los efectos subjetivos de la droga conduciendo más despacio y de manera más precavida. Esto contrasta bastante con los test realizados a los conductores que han consumido alcohol que suelen conducir de manera más rápida y confiada. En simulación parece más seguro fumarse un canuto que tomarse una botella de tequila.