Hong Kong mantiene un marco prohibicionista heredado de la era colonial, centrado en la abstinencia y el control punitivo. Desde 1997, bajo el principio de “un país, dos sistemas”, la región ha conservado leyes antidrogas estrictas que priorizan el tratamiento residencial forzado e ineficientes campañas públicas del tipo "Dile NO a la Drogas".
Sin embargo, en los últimos años, el consumo de drogas y los mercados de suministro en Hong Kong han cambiado. Los usuarios presentan necesidades más complejas que trascienden el simple objetivo de abandonar el consumo. Frente a este escenario, trabajadores sociales y sanitarios en la primera línea han empezado a aplicar enfoques de reducción de riesgos de manera no oficial, a menudo sin respaldo explícito de las autoridades.
Investigaciones recientes han documentado cómo estos trabajadores practican lo que denominan "improvisación moral". Este concepto describe la capacidad de responder a las demandas de los usuarios, priorizando su salud física y mental, aunque el marco institucional continúe orientado hacia la abstinencia total.
Entre las estrategias destacan la reducción progresiva del consumo, el fortalecimiento de vínculos comunitarios y el uso de consejeros pares, es decir, personas con experiencia de consumo que acompañan y orientan a otros usuarios de drogas.
El gobierno de Hong Kong ha mostrado cautela frente a la ampliación de programas de reducción de daños. No obstante, en 2015 y 2021 convocó a expertos y ONGs para explorar su viabilidad. La resistencia oficial refleja tensiones entre un discurso prohibicionista anclado en supuestos "valores asiáticos" y la necesidad pragmática de atender a una población diversa.
La experiencia de Hong Kong revela que la reducción de riesgos es una herramienta adaptable que puede responder a contextos culturales y, en un entorno marcado por la represión como ocurre en Hong Kong, los trabajadores de primera línea demuestran que aplicando estrategias de reducción de daños se prioriza el cuidado de la vida que es, en sí mismo, un acto de resistencia contra el prohibicionismo.