Un estudio australiano publicado en JAMA Internal Medicine afirma que la dependencia a la marihuana se combate también con marihuana.
Uno no puede convertirse en adicto al cannabis. Al menos no puede hacerlo como le sucede a la gente que tiene tabaquismo o sufre problemas con el alcohol. Sin embargo, pueden darse casos de dependencia al cannabis, que tiene más que ver con una adicción psicológica que con una física, si es que esto es científicamente posible. De ahí que existan diferentes programas de ayuda para la gente que se considera dependiente al cannabis.
Cuando alguien se apunta a uno de estos tratamientos abandona la dependencia a la yerba en seis meses, al menos por norma general. Un estudio llevado a cabo por diferentes profesionales australianos concluye que han encontrado un método mejor para que la gente abandone su dependencia al cannabis. Sorprendentemente, gracias a la marihuana.
Se puede leer en el estudio que la marihuana combinada con terapia cognitiva conductual es capaz de reducir el uso del cannabis en un 40%. El estudio reclutó a 128 personas que consumían marihuana pero que querían reducir su uso y se habían reportado incapaces de hacerlo.
Se hicieron dos grupos: al primero se le suministró un placebo mientras que al segundo se le suministró nabiximols, un spray oral que está aprobado por el gobierno australiano para tratar el dolor asociado a la esclerosis múltiple. Cada 0.1 mL de esta sustancia contiene 2.7mg. THC y 2.5 mg. CDB. Los participantes usaban el spray unas 18 veces, lo que significa unos 50mg. de THC diarios. Una cantidad similar a la de un comestible potente.
Pese a que parece contraintuitivo, en realidad la terapia se basa en lo mismo que otras utilizan para que la gente abandone la dependencia a una sustancia. La metadona, por ejemplo, como remedo de la heroína (y otras drogas) o los parches de nicotina para reducir la dependencia al tabaco.
El problema para el que quiera probar un tratamiento así es que, además de lo que le cueste la terapia, el valor de cada nabiximol ronda los 745 dólares australianos (unos 465 euros) para un tratamiento de 6 a 8 semanas. Una cantidad desorbitante.