Dos de los bastiones del sur de los EE.UU están cerca de legalizar el cannabis para uso médico.
Cuando dos de los estados más conservadores de los EE.UU que siempre han demostrado una animadversión tremenda hacia la marihuana han decidido dar un paso adelante en sus respectivas leyes para la legalización, algo está moviéndose en el mismísimo corazón de la hegemonía.
El pasado miércoles, el Comité del Senado de Alabama voto 8 a 1 a favor de la propuesta estatal del cannabis medicinal, emplazando el debate sobre la legalización a una sesión del Senado en algún momento cercano.
La propuesta en Alabama la ha llevado adelante un Republicano, Tim Melson. Pese a ser mucho más restrictiva que la de otros estados como Colorado o California, permite que se pueda tratar la ansiedad, el cáncer, el dolor crónico, pero solo mediante productos no-fumables del cannabis. Por tanto nada de porros pero sí se podrá vapear, tomar tinturas o comestibles y aceites.
Por su parte, la Cámara de los Representantes de Kentucky voto con un aplastante 65-30 por la aprobación de la ley de la marihuana medicinal. Queda el voto a favor del Senado y del Gobernador para que se apruebe.
Al igual que en Alabama, los pacientes no podrán fumar la flor del cannabis pero podrán consumirla mediante píldoras, comestibles y cremas tópicas.
Este voto de la cámara representa la opinión popular en Kentucky donde un increíble 90% de la gente está a favor de la legalización de la marihuana para uso médico. Este número es consistente con la media del país.
Todo apunta en que en breve, estos dos estados se unirán a la fiebre verde y ya serán pocos los que aún resisten sin legalizar el cannabis en cualquiera de sus formas.