Según el Grupo Intergubernamental de Expertos Sobre Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas, si los países que firmaron el Acuerdo de París cumplieran sus compromisos para mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero, en el año 2030 el planeta llegaría a una temperatura 1,5° C superior a la era preindustrial. Esta situación supone una intensificación de las catástrofes naturales que se vivieron en los últimos meses, como las inundaciones en Valencia por la DANA o los incendios forestales en California, en EEUU. Pero la crisis ambiental también pone en jaque a la industria del cannabis.
Según un estudio realizado por la Universidad de California en Berkeley en 2023, los cultivos de cannabis de este estado norteamericano, y una de las capitales mundiales de la cultura de la planta, sufrieron drásticamente a causa de los incendios forestales y la exposición al humo. Los investigadores estimaron que el impacto económico fue de 1,440 millones de dólares (1,374 millones de euros).
Los incendios forestales no solo pueden arrasar con cultivos de cannabis enteros, sino que las plantas también se ven afectadas por las columnas humo que emanan los bosques en llamas y que pueden viajar varios kilómetros. Otro factor que también afecta al rendimiento de los cannabinoides son las sequías. Un estudio de la Universidad de Yale realizado el año pasado reveló que “la sequía intensa reduce el rendimiento de las inflorescencias y el rendimiento de CBD”. Esta parecería ser una tendencia en aumento a medida que aumenten las temperaturas en el planeta.