Este ha sido el año de la emergencia del Delta-8-THC como una preocupación de los legisladores de varios estados. El Delta-8-THC es un cannabinoide psicoactivo muy similar al Delta-9-THC, el THC más conocido. Este novedoso cannabinoide también está presente de forma natural en la planta del cannabis y su uso se ha extendido en los últimos tiempos en Estados Unidos.
Ante la proliferación de la venta de productos con Delta-8-THC, en los últimos meses varios estados han decidido prohibir su uso. Por un lado, poco se sabe de los efectos del Delta-8-THC más allá de los relatos de consumidores, que lo describen como una “marihuana light”. Por otro lado, algunos agricultores de cannabis psicoactivos y comerciantes con licencia de los estados donde el cannabis recreativo es legal han puesto el grito en el cielo al ver como ese nuevo cannabinoide sin regular les comía parte de su trabajo o de sus beneficios.
Hasta ahora ya hay 10 estados que lo han prohibido: Colorado, Nueva York, Alaska, Arkansas, Arizona, Delaware, Idaho, Iowa, Mississippi, Montana, Rhode Island y Utah. El pasado junio una asociación de empresarios del cáñamo pidió que las agencias regularan este cannabinoide en lugar de prohibir totalmente su uso. En julio el estado de Michigan optó por la opción de la regulación —el primer estado en hacerlo— y a partir de octubre sólo permitirá la producción y venta de productos con Delta-8-THC a las empresas con licencia para producir o vender cannabis.