Casi medio centenar de agentes irrumpieron el pasado octubre en un chalet de Langreo (Asturias) cuando en su interior unas 25 personas participaban en una ceremonia privada con plantas tradicionales como la ayahuasca. Ahora el juez encargado del caso ha archivado la causa después de considerar que no hay indicios que lleven a pensar que se estaba produciendo algún delito.
El día de la operación, los agentes de la Policía Nacional entraron en la casa interrumpiendo la ceremonia y reteniendo a sus participantes durante horas para registrar la vivienda. Ese día se llevaron detenidas cuatro personas, pero sólo una quedó acusada de los cargos de delito contra la salud pública: un hombre de origen sueco encargado de dirigir el encuentro, que fue acusado de posesión de sustancias estupefacientes y al que el juez encargado del caso le retiró el pasaporte.
Pero tras los análisis de las sustancias incautadas durante la operación, la única sustancia ilegal identificada fue cannabis. Sólo se cuantificaron 3,3 gramos de hachís y 1,61 gramos de marihuana, una cantidad que difícilmente puede considerarse como indicativo de tráfico de drogas ni sostener una acusación por delito contra la salud pública. Por todo ello, y según la información del diario Nortes, el Juzgado de Instrucción nº3 de Langreo ha dictado hace pocos días el “sobreseimiento provisional y archivo de la causa al no constar la existencia de indicios racionales de la comisión del delito contra la salud pública”.
Esta operación policial y otras similares que han ocurrido en los últimos meses contra ceremonias de ayahuasca han sido enmarcadas como parte de la lucha contra las sectas sin que haya ninguna condena ni indicios claros que relacionen el uso de estas plantas con prácticas sectarias. De hecho, la mayoría de denuncias realizadas en España contra personas que usan ayahuasca y otras plantas psicoactivas de uso tradicional han sido archivadas debido a que estas especies vegetales no están fiscalizadas en los convenios internacionales de drogas.