La semana pasada se produjo una intoxicación masiva de K2 en New Haven (Connecticut, EE.UU) que llevó al hospital a un centenar de personas.
De nuevo, en muchos titulares se pudo leer que la intoxicación se produjo por “marihuana sintética” o “falsa marihuana”. Por lo general estos titulares lleva a confusión ya que uno cree que se puede fabricar, de un modo inexplicable, marihuana que es sintética o falsa como las plantas de plástico que uno puede comprar en una tienda. No es así, la llamada falsa marihuana debería conocerse como cannabinoides sintéticos ya que, en este caso sí, estos productos fueron creados replicando los efectos “naturales” de los cannabinoides de la maría.
Pero existen más diferencias importantes: K2, Spice, Mamba negra, etc. todos estos cannabinoides sintéticos se producen desde restos secos de la planta del cannabis, generalmente trazas que no tienen ningún efecto psicoactivo. A estas trazas se las rocía con un cannabinoide sintético o SCB. Las fórmulas de este SCB varían según el momento ya que lo que se pretende es evitar el control federal (en caso de los EE.UU.) y poder venderlas a pie de calle sin ser detenidos. De hecho los SCB se han vendido en gasolineras como “incienso natural” antes de que se prohibiera.
Pero lo más importante de este asunto está en cómo operan en el organismo: los sintéticos se acoplan al 100% con nuestros receptores cannabinoides mientras que la marihuana solo lo hace parcialmente. Por eso el K2 golpean mucho más duro que la marihuana por muy buena que esta sea. En este caso, menos es mejor y más saludable.
¿En qué se traduce esto? Los SCB producen severos y peligrosos efectos a corto y largo plazo como la psicosis, convulsiones, dependencia, y, en el peor de los casos, la muerte. Que 100 personas se intoxiquen de golpe no es una cosa para tomarse a broma, os podéis hacer una idea de la potencia y lo descontrolado de los efectos de estos productos sintéticos.