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La revista científica The Lancet pide el fin de la guerra contra las drogas

La revista ha reflejado la necesidad de despenalizar las drogas y aplicar políticas pensadas para mejorar la salud pública y no castigar a los usuarios.

La prestigiosa revista científica The Lancet ha utilizado su editorial de la edición de julio para defender la necesidad de un cambio en las políticas de drogas globales que acaben con la política de guerra contra las drogas. El editorial alude al 50 aniversario de la declaración del expresidente Richard Nixon contra las drogas y expone cómo la política prohibicionista ha fracasado en sus objetivos originales al tiempo que lo ha hecho en la protección de la salud de la población.

El editorial, titulado Es momento de poner fin a la guerra contra las drogas desde hace mucho tiempo, se centra especialmente en las catastróficas consecuencias que la prohibición ha provocado sobre el aumento de transmisión de VIH y sobre el número de sobredosis mortales relacionadas con el consumo de drogas. “Se cree que 186.500 de los 1,2 millones de personas con VIH en los EE UU han adquirido el virus a través del uso de drogas inyectables [...] Si se quiere alcanzar el ambicioso objetivo de acabar con el VIH en los EE UU para 2030, las necesidades de los usuarios de drogas inyectables serán una parte clave de la estrategia”, expone la revista.

El editorial también alude a la nueva presidencia de Joe Biden y a los gestos que indican la posibilidad de una nueva política de drogas impulsada desde su Gobierno, y advierte al mismo tiempo que dichos gestos podrían no acabar por tener efectos reales. La dirección de The Lancet propone para EE UU y demás países la despenalización de todas las drogas, un abordaje del uso de drogas desde la salud pública y la aplicación de medidas de reducción de daños para las personas consumidoras de drogas.

“La guerra contra las drogas debe terminar. Nuestro editorial anterior sobre el tema destacó a Portugal como un ejemplo que otros países deberían seguir. La despenalización del consumo personal de drogas, junto con un aumento de los recursos para el tratamiento y la reducción de daños, con iniciativas más amplias para reducir la pobreza y mejorar el acceso a la atención médica, podrían transformar las vidas de los afectados. Esta transformación finalmente podría ser algo por lo que valga la pena luchar”, concluye el editorial.

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