Después de que el famoso narco Pablo Escobar muriese, cuatro de los hipopótamos que tenía en su zoo escaparon. Se dice que los cien hipopótamos que viven en Colombia ahora son todos descendientes de los de Escobar.
Que haya hipopótamos en un lugar donde no debería suele ser un problema medioambiental considerable. Sin embargo, parece ser que los colombianos de la zona están encantados con estos enormes animales merodeando los ríos y marismas.
Los hipopótamos, animales africanos, llegaron a sudamérica gracias al narcotraficante más conocido de la historia de la coca, Pablo Escobar. Este mandó construir un zoo privado al que llevó criaturas exóticas, entre los que estaban estos enormes animales a los que se les les bautizó con cariño como “hipopótamos de la coca”. Cuando escobar fue abatido por la policía en 1993, estos animales lograron escapar de algún modo y sobrevivir. En estos 27 años los hipopótamos en esa parte de Colombia pasaron de 4 a 100.
Algunos ecologistas piensan que de seguir así la cosa en un par de décadas habrá unos 1.000 hipopótamos. Además los hipopótamos son bastante agresivos y territoriales. El ecosistema de Colombia es frágil y estos animales son un peligro potencial para todas las especies de la zona.
El problema no es fácil de resolver: transportar 100 (o más) hipopótamos hasta África es una tarea tan compleja que ningún gobierno estaría dispuesto a afrontar. Matarlos levantará ampollas en la población pues no se suele entender este tipo de decisiones.
Otros estudiosos de la cuestión consideran que los hipos podrían restaurar la flora de la zona mediante un proceso de “selvificación”. La idea es que estos grandes mamíferos inician con su presencia procesos que revierten los supuestos daños que ha hecho el ser humano al transformar lo salvaje en lugares donde podamos habitar.
Sea como sea, Colombia tiene unos cuantos asuntos pendientes con Pablo Escobar que aún no se han resuelto. Lo que nadie esperaba es que estos problemas tuviesen que ver con hipopótamos.