Para prevenir la expansión del COVID-19 la policía de Denver y Portland (EE.UU) no va a enviar a la policía a investigar o detener delitos menores.
Por muy delitos menores que sean, la policía sí seguirá interviniendo si la llamada se realiza cuando el delito se está cometiendo o si hay riesgo para la vida de alguien. La razón es no expandir el riesgo de contagio del coronavirus. Esto incluye que alguien que cometa una falta no va a ir a prisión (probablemente, y según la ciudad y la situación).
¿Significa esto que es el tiempo de la anarquía ya ha llegado? No, a no ser que uno considere que romper una ventana o pequeños hurtos sea el fin de la cultura y la democracia tal y como la conocemos.
La policía advierte que no están haciendo como los avestruces y esconder la cabeza para no querer ver lo que está pasando, pues su prioridad para atajar el crimen sigue siendo esencial.
La policía también ha recibido instrucciones sobre que si deben responder a una llamada en la que existe alguien con dificultades para respirar deben equiparse convenientemente para evitar un posible contagio.
En estos momentos, este tipo de forma de actuar está entre la amenaza real y la paranoia. Menudos meses nos esperan por delante. En España, que nos está tocando una de las peores partes de esta pandemia, la policía ya está tomando medidas serias al respecto. Como las faltas, por lo general, no conllevan medidas de cárcel en nuestro país, no deben tomarse medidas excepcionales en ese aspecto. Sin embargo, como los casos entre agentes del orden aumente considerablemente, no cabe descartar que el gobierno tomase medidas excepcionales en ese sentido. Por ejemplo, por el momento solo se están poniendo multas a las personas que incumplen con las normas de movilidad impuestas en el estado de alerta, pero no se está arrestando, solo en casos excepcionales en los que el detenido ha cometido un delito. Pero todo esto puede cambiar de la noche a la mañana. Así son los tiempos que vivimos.