Por lo general, el cáñamo que se utiliza para extraer marihuana medicinal o el que se planta para otros menesteres, es legal en tanto en cuanto tenga 0,3% THC o menos. ¿Por qué es esto así?
La razón puede remontarse hasta Canadá y algunos países de Europa que decidieron establecer el límite de THC en el 0,3% para cultivar cáñamo. Cuando los estadounidenses decidieron poner un tope al THC que podría tener una planta para ser considerada como legal, se limitaron a seguir lo que ya existía en otros países.
“Pensamos 'bueno, tenemos que ir con lo que es el estándar en Canadá y Europa porque sería más difícil argumentar que se necesitaba un estándar diferente' ”, dice Eric Steenstra, presidente y cofundador del grupo estadounidense de defensa del cáñamo Vote Hemp. "Simplemente se convirtió en un estándar de facto, aunque en realidad no se basaba en ningún tipo de ciencia".
Es decir, no es que un 0,4% THC haga a la planta tan intoxicante para el cerebro que uno deba considerarla como psicoactiva, sino que se estableció el 0,3% como estándar sin seguir ningún criterio científico claro. ¡Qué raro! ¡Humanos poniendo barreras que no se sustentan en ningún criterio científico! ¡Inaudito!
El caso es que durante bastantes años este estándar ha funcionado bien, no porque esa cantidad sea no-psicoactiva, sino porque los productos a base de cáñamo, como el cuidado del cuerpo, los alimentos y los productos textiles, en su mayoría usaban fibra o semillas, y las variedades genéticas de cáñamo destinadas a esos productos rara vez producían resultados superiores a esa cantidad. Son productos que sin forzar la máquina, digamos, nunca superan el THC del 0,3%.
En esos primeros días del cáñamo, "No tenían muchos problemas con él, como nosotros hoy", dijo Steenstra. Sin embargo, en la actualidad, esa barrera es un impedimento y una fuente de problemas. Si uno quiere experimentar con productos de CBD y crear variedades de cáñamo con concentración alta de este cannabinoide es probable que haya que aumentar también la cantidad de THC. Lo que convertiría a ese cultivador en alguien que está haciendo algo ilegal. También se da la circunstancia de que en algunos lugares, elementos del entorno, como el calor o la altitud, pueden afectar a la cantidad de THC y que supere esa barrera artificial de 0,3%.
El último problema que trae situar en esa cantidad lo “legal” del cáñamo es que los métodos de testeo no son tan finos para cantidades tan bajas de THC y, en ocasiones, dan “falsos positivos”. Esto puede llevar al cultivador a serios problemas legales, multas e incluso la cárcel en países como EE.UU. Pero sea lo que sea lo que sucede con el cultivador, lo que es seguro es que un testeo superior a esa cantidad lleva a la destrucción de la plantación.
"Una cantidad significativa de cultivos se están poniendo “calientes” y eso solo está perjudicando a los agricultores", comenta Steentra. "Es malo para la industria y simplemente no tiene ningún sentido". Steenstra también dijo que los reguladores con los que ha hablado estiman que entre el 10 y el 24% de los cultivos de cáñamo deben ser destruidos, y agregó que "si incluso el 10% de ellos obtienen un buen resultado, son 2,000 productores los que perdieron su cosecha".
Según gente como Steenstra el límite debería subir hasta el 1% como sucede en países como Tailandia, Suiza o México. Es mucho más fiable en todos los sentidos y sigue siendo una cantidad tan baja de THC que no debería causar efectos psicoactivos indeseados. Pese a que sería otra barrera artificial, es probable que esto ayude a muchos de los cultivadores a no perder su trabajo.