A través de lo que se ha convertido en uno de los medios más activos para la difusión de la política oficial, Twitter, la embajada rusa en Canadá transmitió mensajes de su propio ministerio de Relaciones Exteriores, así como de la embajada en Reino Unido.
Se puede resumir en que el gobierno canadiense, a decir de los rusos, acaba de “elegir deliberadamente violar sus obligaciones legales internacionales” mediante la legalización del cannabis. Aunque en Rusia la posesión de menos de seis gramos de cannabis para consumo propio solo se sanciona con una multa, en varias ocasiones el presidente del país se ha pronunciado de forma beligerante en contra de cualquier tipo de regulación, incluyendo la medicinal. En su cruzada contra las drogas, el ministerio ruso declaró que la “liberalización de la droga” por parte de las autoridades canadienses representará un serio obstáculo “para lograr el objetivo estratégico establecido por la comunidad mundial: construir una sociedad libre de drogas”. Al hablar de “obligaciones legales internacionales”, el país eslavo se refiere a los tratados que “violará” Ottawa: la Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes, el Convenio sobre Sustancias Psicotrópicas de 1971 y la Convención de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas de 1988. Sin embargo, Chrystia Freeland (en la imagen), ministra de Asuntos Exteriores canadiense, aseguró que no abandonaría los tratados porque estos también se refieren a “la circulación de más de un centenar de drogas y sustancias, incluidas varias que juegan un papel en la actual crisis de opiáceos en Estados Unidos”.