La semana pasada las “midterm election” trajeron novedades al mundo del cannabis. Michigan dijo “sí” a la recreativa y Missouri dijo que permitiría el uso medicinal. Sin embargo, el caso más significativo fue el de Utah, un estado tradicionalmente muy conservador, también quiso que se legalizase el uso terapéutico.
Pero no solo permite la medicinal sino que gracias a esta votación Medicaid, el seguro para personas con pocos ingresos que respalda el estado, va a expandir su paraguas y cubrirá hasta a 10.000 personas más.
Como dijimos, Utah es un estado muy conservador y casi todas las decisiones legislativas deben ser ratificada por los líderes de la Iglesia de los mormones. Utah no se puede entender como estado sin comprender antes la influencia y el peso que tiene la Iglesia.
Pese a que nadie espera que los Mormones tiren por tierra la decisión de las urnas, se sabe que ellos no están demasiado a favor de que se permita el cannabis. Hubo algún que otro amago y coqueteo con la posibilidad de aceptar la legalización pero siguen enrocados en su “no”. Así como se espera que no entorpezcan, algunas fuentes apuntan a que dejarán que se consuma la medicinal mientras que no se comercialicen comestibles con CBD con formas apetecibles para los niños (como las galletas). También se espera que no permitan el autocultivo si el ciudadano vive cerca de un dispensario.
Sin duda lo que resulta más sorprendente es que a pesar de tantísimos grupos de presión relevantes para la comunidad que están en contra de la marihuana, como los Jefes de Policía de Utah, la asociación médica de Utah o la Iglesia (que suman apoyos de más de dos tercios de la población), la gente votó a favor del cannabis.
Si todo va bien, la legalización entrará en funcionamiento en diciembre de este año.