Durante la inauguración del festival Burning Man, celebrado entre el 27 de agosto y el 4 de septiembre, un grupo de activistas ecologistas bloquearon durante aproximadamente una hora la única carretera que da acceso al festival. Los activistas provocaron un atasco para visibilizar la lucha contra el cambio climático y para pedir al festival que prohíba el acceso mediante jets privados y la utilización de plásticos de un solo uso, así como el uso ilimitado de generadores y propano. El festival tiene lugar en la zona del noroeste de Nevada, en una zona desértica y apartada de todo llamada el desierto de Black Rock.
El Burning Man es un festival psicodélico celebrado por primera vez en 1986 que en los últimos años ha atraído a una parte del famoseo estadounidense de las redes sociales, a nuevos ricos y a empleados del sector tecnológico y digital nacido con Sillicon Valley. La información sobre la protesta fue publicada en el diario The Guardian por la periodista contracultural Michelle Lhooq. Según su información, los activistas bloquearon la carretera de entrada con un remolque y desplegaron pancartas y banderas en señal de protesta por el elevado gasto de combustibles que realizan algunos asistentes que acuden en vehículos de lujo para sobrevivir al calor del desierto.
Varios conductores se encararon con los activistas, y cuando había pasado poco más de media hora desde que había empezado el bloqueo, llegaron dos coches del departamento de policía tribal de Pyramid Lake Paiute. Según el diario británico, un agente del primer coche dijo a los manifestantes encadenados al remolque que se disolvieran en 30 segundos o se arriesgarían a ser arrestados, pero en seguida llegó un segundo coche que atravesó el bloqueo, rompiendo el remolque donde estaban encadenados los manifestantes. El agente del segundo coche salió del vehículo con un arma de fuego apuntando a los activistas y gritando. Cuatro de los activistas fueron detenidos.
El festival fue fundado con un espíritu horizontal, contracultural y anarquista. En él no se programa espectáculos, sino que está pensado para que sean los propios asistentes quienes generen su propio entretenimiento, y la organización sólo llena el espacio de esculturas y objetos artísticos a través de las becas a artistas, pone cierta organización en el espacio y prohíbe el uso de dinero y la publicitación de marcas. Pero cada vez son más frecuentes los asistentes con un altísimo poder adquisitivo que llevan en aviones privados o vehículos de todo lujo para organizar sus propias fiestas privadas a todo gasto.
“Burning Man atrae a la élite de las élites a festejar y fingir que están en una sociedad sin clases y sin dinero", declaró Tommy Diacono, cofundador de Rave Revolution, una de las organizaciones activistas que realizaron la protesta. “Pero más aviones privados que nunca vuelan al Burn. Estamos quemando propano por diversión. Las cúpulas con aire acondicionado son cada año más grandes”, explicó, según recoge The Guardian. El reportaje del diario recoge que el festival ha tomado algunas medidas en los últimos años para tratar de reducir el impacto medioambiental, además de ser conocido por su política de que todo el mundo debe recoger el suelo y el lugar queda limpio tras la celebración.