La guerra es lo más jodido que existe y, a pesar de ello, los humanos siguen matándose por poder y dinero bajo el pretexto de religiones y razas. Nos venden miedo y mentiras patrioteras para reclutar seres ignorantes para que vayan a morir en nombre de gente que ni figura en las noticias, gente macabra que mueve los hilos tras bambalinas para generar más dinero, aunque el coste sea las vidas humanas, la tristeza y el horror. Juramos que no se repetiría el holocausto judío de la alemana nazi y se repite en lugares como Palestina.
La ignorancia no es la única razón por la cual se enlista la gente en los ejércitos: el sistema actual también se nutre de pobres: crean pobreza para que el camino más viable para estudiar y salir adelante sea unirse a las fuerzas armadas. Si esta armada se usara para construir, como en el actual gobierno mexicano, no habría tanto problema. Pero los ejércitos como los de Estados Unidos y la OTAN se usan para conquistar y saquear recursos de otros lugares. Por supuesto, el humano no está equipado psicológicamente para soportar los horrores que ven y que ellos mismos infligen a la población civil.
Lo hemos visto muchas veces en las guerras genocidas de Estados Unidos, agente naranja en Vietnam, Laos y Camboya, masacres de civiles en Irak y Afganistán, pueblos mayas enteros arrasados en Guatemala, desaparecidos y torturados en Chile y Argentina, bombardeos en Palestina y Yemen, y ya no digamos todas las atrocidades que han pasado en África. Creo que ni los psicópatas más enfermos logran salir ilesos mentalmente de una guerra. Todos los soldados llegan destrozados psicológicamente, los llenan de medallas y los tiran al olvido como un calcetín viejo que ha servido su propósito; muchos acaban en las calles enganchados a las drogas urbanas; otros muchos se suicidan para evitar tener que revivir el terror que le ocasiona su estrés postraumático, porque es eso, es un trauma que los acompañará toda su vida.
Es de vital importancia para la sociedad que se atienda a estos veteranos de guerra, porque es un problema de salud que afecta a toda la población. Muchos tiroteos son perpetrados por estos individuos, mucha violencia doméstica tiene su origen en estos traumas porque no se pueden adaptar a una vida normal: su adrenalina, su miedo, su reacción fuga y ataque se han estirado al máximo. Son humanos con la psique rota.
En Estados Unidos se han formado diversas organizaciones para ayudar a estas personas a reincorporarse a la sociedad civil de la mejor manera. Estas organizaciones llamadas Veterans Service Organizations (VSO) están presionando urgentemente al Congreso para que ya se ponga al servicio de estos los beneficios de las terapias con psicodélicos y cannabis. No es un secreto que muchos se han ayudado con marihuana, ayahuasca y hongos psilocibes. Entonces, lo que quieren organizaciones como Iraq and Afghanistan Veterans of America, Veterans of Foreign Wars of the United States, Disabled American Veterans y Wounded Warrior Project, es que se regule y normalice su uso para que todos los veteranos tengan acceso a mejorar su salud mental. “Ya sea cannabis o psicodélicos –dijeron los de la VSO Iraq and Afghanistan Veterans of America en un testimonio ante los comités de asuntos de veteranos de la Cámara y el Senado el pasado mes de marzo–, los datos dejan claro que nuestra generación de veteranos está lista para probar más terapias alternativas. Solo necesitamos que nuestros líderes electos ayuden a hacerlo posible”.
De igual forma, Veterans of Foreign Wars of the U.S. (VFW) han dicho que quieren ver que se haga más al respecto. Según los datos de la encuesta anual de sus miembros, el 65% apoya este tipo de tratamientos y solo el doce por ciento se opone: “El cannabis medicinal se prescribe en treinta y ocho estados y en Washington, DC, y las investigaciones han mostrado resultados positivos”, dijo el comandante en jefe del VFW, Duane Sarmiento, en su testimonio en la audiencia, y señaló también que pronto comenzará a investigar tanto la MDMA como la psilocibina para tratar el trastorno por estrés postraumático y la depresión.
Las investigaciones han demostrado consistentemente que el sistema endocannabinoide humano ejerce un papel importante en el trastorno por estrés postraumático. Estas personas tienen una mayor disponibilidad de receptores de cannabinoides tipo 1 en comparación con las personas sanas, como si su cuerpo lo estuviera pidiendo. Como resultado, el consumo de cannabis por parte de personas con estos trastornos podría producir reducciones a corto plazo de los síntomas. Mientras los estudios aun no son contundentes, también sugieren que el CBD oral disminuye la ansiedad. Estos trabajos han llevado al desarrollo y prueba de tratamientos de cannabis para estos traumas. La lucha sigue después de las guerras.