Todo apunta a que la reforma de la ley antitabaco en España no se aprobará en la presente legislatura, aunque el texto está prácticamente listo y cuenta con el apoyo de las sociedades científicas. El trabajo sobre el Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo lleva tiempo siendo anunciado pero, según la información publicada por varios medios, el Gobierno ha dejado de darle prioridad y la ha guardado en un cajón. La presión de los lobbies parece ser una de las causas más probables detrás de la paralización de la ley.
El último borrador de la ley que llegó a los medios incluía la prohibición del consumo de tabaco en vehículos privados en presencia de embarazadas y menores de edad. Restringía el consumo de tabaco en espacios exteriores con una gran afluencia de personas, como los partidos o los conciertos. La reforma también incluía medidas para limitar la publicidad encubierta de las empresas tabacaleras y proponía introducir nuevos impuestos, incluidos algunos para los cigarrillos electrónicos. En conjunto, las medidas proponían reducir el consumo general de tabaco en un 30% para el 2025.
Según la información publicada por La Vanguardia, técnicos de la Unidad del Tabaquismo que han trabajado en el texto aseguran que el tiempo para aprobarlo en esta legislatura se está agotando. Y el sector sanitario está preocupado porque la ley ha dejado de seguir su procedimiento, aseguraron desde la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria a eldiario.es.
Poco después de que se conociera que el nuevo plan antitabaco parece haber quedado aparcado, un organismo de la Organización Mundial de la Salud publicó un informe en el que advertían que la presión de la industria tabacalera sobre los gobiernos está volviéndose más agresiva para evitar la aprobación de leyes antitabaco. El informe Índice global de interferencia de la industria tabacalera del 2021, elaborado por el Centro Global para la Buena Gobernanza en el Control del Tabaco, advierte que la industria utiliza numerosas tácticas, que van desde las relaciones públicas hasta la provocación de confrontaciones entre los ministerios de Hacienda e Industria y el de Sanidad.
“La industria tabacalera tiene décadas de experiencia en operar lejos del ojo público. A pesar de que estas tácticas encubiertas continúan, en los últimos años la oposición se ha vuelto más agresiva y abierta. Incluye cada vez más la acción contraria directa contra las políticas y las estrategias promovidas por el marco contra el tabaco. El objetivo es ampliar la esfera de influencia para llegar a todos los niveles y sectores de gobierno, así como a grupos no gubernamentales, incluidos el sector privado y la sociedad civil, mientras tratan de comparecer ante políticos y el público como contribuyentes indispensables para el bienestar económico y social”, señala el informe de la OMS, según cita La Vanguardia.
