En 2016 la policía detuvo a un estibador del puerto de Barcelona que llevaba en su coche un kilo de cocaína, varios paquetes con hachís, una pistola semiautomática y un hacha, y fue acusado de tráfico de drogas. El detenido alegó que las drogas y el arma encontradas en el coche no eran suyas, y señaló que el verdadero autor de los hechos podía ser un compañero del puerto al que había denunciado años atrás por ser el cabecilla de una red de tráfico de drogas en el puerto. Tres años después el acusado pudo demostrar su inocencia, y ahora se juzgará a los presuntos culpables de tenderle la trampa, dos mossos d’esquadra y otros dos hombres ajenos al cuerpo.
Según ha publicado El País, la Fiscalía pide 18 años y 9 meses de cárcel para los dos mossos d’esquadra, y 15 años para los otros dos presuntos autores, a quienes acusa de haber actuado “de común y previo acuerdo” para conseguir la droga y las armas, colocarlas en el coche del estibador y dar un chivatazo de forma fiable. Todo ello para conseguir la detención del estibador por parte de otros agentes policiales que nada tenían que ver.
A pesar de las pruebas en su contra, la versión del estibador logró captar la atención de la policía, que inició una investigación sobre el compañero del puerto que podría haber participado en la operación contra él. Dos hombres, Joaquín B. y Juan Antonio R., son los presuntos responsables de seguir al estibador, abrir su coche y colocar la droga y las armas para inculparlo. Los mossos d’esquadra presuntamente facilitaron la información necesaria sobre el estibador a los responsables de introducir la droga en el coche. Estos últimos fueron detenidos en 2019 tras una investigación de Asuntos Internos en la que se utilizaron micrófonos ocultos. Según los detalles que han trascendido, no queda claro si los acusados actuaron por iniciativa propia o siguiendo las órdenes de personas desconocidas y por el momento, la implicación del compañero estibador no ha quedado acreditada.