Ya trajimos a estas páginas el mes pasado las sorprendentes declaraciones de la ministra de Sanidad María Luisa Carcedo, que llegó a decir que el cannabis “no es un medicamento” y que “no hay evidencia científica”.
En relación con estas manifestaciones, Francisco Igea, portavoz de Sanidad de Ciudadanos, uno de los partidos defensores de la regulación terapéutica, solo terapéutica, de la hierba, registró en el Congreso varias preguntas en las que pedía explicaciones: cuestionó si “los pacientes que en España la utilizan deben de continuar adquiriéndola de manera ilegal y sin control alguno”, si creía que los países que lo han autorizado (EE UU, Canadá, Uruguay o México) lo habían hecho “sin evidencia científica suficiente”, o qué pensaba la ministra del estudio “The health effects of cannabis and cannabinoids: The current state”, donde se analiza en más de 400 páginas las evidencias científicas.
En su respuesta, el Ministerio de Sanidad informa de que “el cannabis es un estupefaciente y está regulado como tal en la normativa vigente”. Y que la legislación actual “ya permite el uso de cualquier sustancia estupefaciente (no sólo de derivados del cannabis) con finalidad terapéutica”.
Frente al aparente desmentido del Ministerio a su titular, y apoyado por los resultados del CIS que comentamos en este número, Igea ha vuelto a la carga preguntando al Gobierno si “piensa regular el uso terapéutico del cannabis, teniendo en cuenta las experiencias nacionales y las convenciones y experiencias internacionales y basándose en las evidencias científicas, de garantía en materia de salud a los pacientes”.