La alegría de ver florecer nuestras amadas plantas viene acompañada del miedo a que su olor atraiga a ladrones y a policías. De agosto a octubre, la inminencia de la cosecha trae consigo robos, decomisos y detenciones. Y cada año, tanto para cultivadores a gran escala como para cultivadores de autoconsumo, la amenaza de perder su plantación cuando llega esta época del año parece más acuciante.
Además de ser uno de los países europeos que decomisa mayores cantidades de hachís y de productos cannábicos procedentes de Marruecos, desde 2006 han aumentado exponencialmente las incautaciones de cannabis cultivado en nuestro país. Como reconoce el Observatorio Europeo de las Drogas y las toxicomanías en su informe sobre 2017 (con datos de 2015), “El cannabis también se cultiva en España, donde los indicadores muestran que la producción ha aumentado desde 2009 para satisfacer la demanda local, además de para su distribución ilegal en otros países de la Unión Europea”. Según este mismo estudio “los productos cannábicos siguen siendo las drogas ilegales que más se incautan en España”. También indican que “Se ha observado un descenso global de los decomisos de resina de cannabis desde el año 2009; sin embargo, la cantidad de resina incautada ha aumentado desde 2010. En 2015, se registró un repunte de la cantidad de hierba de cannabis procedente de los decomisos a gran escala, mientras que las cantidades incautadas en los de pequeña escala fue menor que en 2014”. Los últimos datos sobre la potencia cifran de media un 14.5% de THC en la resina de cannabis y un 10,8 % en la hierba decomisada en 2013. En 2015 el precio de la resina rondó los 6 euros/g; el de la hierba del cannabis, 5 euros/g. Estos son los datos que muestran una realidad en expansión entorpecida por la prohibición, una situación que está generando la aparición y fortalecimiento de mafias, además de un ambiente de inseguridad para aquellos que optan por plantar su propia hierba para no tener que acudir al mercado negro. ¿Hasta cuando va a continuar esta injusticia? ¿Hasta cuando tendremos que soportar la prohibición?