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Aumenta el uso de cannabis entre adultos con diabetes en EE UU

Un análisis de la Universidad de California en San Diego, publicado en la revista Diabetes Care, estimó que el 9% de las personas adultas con diabetes en EE UU usó cannabis en el último mes y que la prevalencia subió 33,7% entre 2021 y 2022.

El estudio, no evalúa causalidad ni resultados clínicos, pero sí expone que más personas con diabetes reportan uso de cannabis y casi la mitad de quienes lo hacen son menores de 50 años. La investigación advierte que el consumo se concentra más en estados con marcos legales permisivos y se asocia a patrones de policonsumo (tabaco, alcohol u opioides), factores que pueden amplificar riesgos cardiovasculares ya elevados en esta población.

La evidencia sobre efectos metabólicos del cannabis sigue siendo mixta. Hay trabajos observacionales que no encuentran asociación clara con diabetes tipo 2 y otros que señalan posibles efectos adversos para el autocuidado como, por ejemplo, cambios en el apetito o interferencias en la percepción de hipoglucemias. Frente a la incertidumbre, distintas instituciones recomiendan incorporar la pesquisa sistemática de consumo en la consulta, abordar el policonsumo desde una perspectiva de reducción de riesgos.

Según estimaciones internacionales, en 2022 había en torno a 830 millones de personas con diabetes en el mundo, y las proyecciones apuntan a más de 1.300 millones para 2050 si no cambian las tendencias. En ese escenario, es razonable esperar que también crezca el número de personas con diabetes que usan cannabis, lo que refuerza la necesidad de guías clínicas específicas, mensajes de salud pública coherentes y marcos regulatorios que prioricen la reducción de daños.

Para la práctica clínica, algunas recomendaciones prudentes emergen del consenso actual como evitar usar cannabis como sustituto de tratamientos para la glucosa; extremar el monitoreo cuando se consumen comestibles; prestar atención a interacciones con alcohol u otras sustancias y acordar con el el médico tratante pautas de consumo más seguro y planificar el manejo de hipoglucemias.

Más que un problema “moral”, el aumento del uso de cannabis entre personas con diabetes plantea un desafío de salud pública, libre de estigmas y compatible con marcos regulatorios que superen el prohibicionismo. La respuesta responsable no es el alarmismo, sino la investigación clínica, la educación sanitaria y el acompañamiento informado.

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