Esta nueva ley tiene dos objetivos principales: Primero, simplifica el proceso de registro por el que deben pasar los investigadores que quieran acercar al cannabis. Lo hace reduciendo los tiempos de espera de aprobación, minimizando los costosos requisitos de seguridad y eliminando capas adicionales de revisión del protocolo.
En segundo lugar, amplía las fuentes del cannabis que se pueden considerar aptas para la investigación que podrán obtener los científicos que estén registrados. Eso podría resolver un problema identificado por investigadores y legisladores, quienes se quejan de que la marihuana producida está en la única instalación autorizada federalmente existente en la Universidad de Mississippi. Esto es algo que entorpece cualquier tipo de investigación porque es una cannabis de difícil acceso. Además, esta mandanga que se planta con aprobación del estado está más cerca del cáñamo que del cannabis en términos químicos.
La nueva ley es una estupenda noticia porque las investigaciones sobre el cannabis se van a poder realizar con marihuana “de verdad”, de la que se puede comprar o encontrar en la calle y no con el sucedáneo que aprobó la FDA. Pero aún no hay que echar las campanas al vuelo porque, como no podía ser de otro modo, aún debe pasar por más cámaras para ser aprobada completamente. Esto se debe a que la enmienda por la cual los investigadores podrán adquirir cualquier marihuana para su investigación ha levantado cierta controversia. Sea como fuere, parece que la ley avanza aunque sea con los típicos trompicones de la velocidad de la política.
Una de las ventajas que tendrá esta ley es que los investigadores podrán por fin comenzar a hacer estudios serios sobre las bondades de la marihuana para uso terapéutico con el material que se vende en el mercado. Lo que, a la larga, nos va a dar un panorama más acertado sobre cómo funciona el cannabis medicinal y sus propiedades o cómo producir tratamientos eficaces. La ley también va a permitir que los investigadores cultiven su propio material, algo que es fundamental para poder controlar los experimentos.