En 1985 un oso fue encontrado muerto en el norte del estado de Georgia, en Estados Unidos, rodeado de 40 fardos de cocaína. El oso había muerto de una sobredosis de cocaína, una sustancia que había llegado a su alcance después de ser arrojada desde el avión de un narcotraficante. La noticia, que fue recogida en el New York Times del 23 de diciembre de ese año —entre anuncios publicitarios de mini-cadenas y bolsas de raquetas de tenis— ha sido utilizada ahora como base para un guión de Hollywood en el que el oso, en lugar de morir, se vuelve un asesino implacable por el efecto de la cocaína.
La película está ya de promoción a pesar de que su estreno no llegará hasta el próximo febrero con el título original de Cocaine Bear para los países de habla inglesa, Oso intoxicado para los hispanoamericanos y Oso vicioso en España. Como en la historia original, en la peli también hay un cargamento de cocaína que es lanzado desde un avión y hay un oso que ingiere la cocaína. Pero en este caso después sigue con vida, a pesar de que el paquete que se traga es de un kilo de cocaína —según se puede apreciar en el tráiler—, esto es, una dosis mortal hasta para un animal de más de 300 kilos como el de la película.
En 2019 ocurrió un caso similar en Italia, pero protagonizado por jabalíes. El caso salió a la luz por una conversación que fue interceptada por la policía, en la que un pequeño grupo de traficantes explicaba que había perdido 18.000€ de cocaína a manos de unos jabalíes salvajes en los bosques del valle de Valdichiana, en la Toscana italiana. Los tres traficantes habían ocultado unos fardos de cocaína en el bosque para mantenerlos a salvo mientras trataban de encontrarle una salida al material. Pero, cuando fueron a recuperar la cocaína, se encontraron con los fardos desenterrados y esparcidos por el bosque. Los 18.000 euros de cocaína quedaron inutilizados por la acción de los animales salvajes y los traficantes se transmitieron la noticia por vía telefónica sin saber que estaban siendo escuchados por la policía.