El cine canadiense también tiene sus joyas para ver bien colocado.
Ahora que Canadá es una de las potencias mundiales del cannabis tenemos que ir tomando nota de qué películas se hacen por allí y cuáles merecen la pena ser vistas (muy colocados).
Project Grizzly:
Un hombre que fue atacado por un oso Grizzly busca venganza siete años después. Una especie de Cocodrilo Dundee canadiense pero auténtico es seguido por estos documentalistas mientras él busca de su Moby Dick. Troy Hurtubise, que así se llama este Ahab moderno, gastó la friolera de 140.000 dólares en su obsesión personal. Un descenso a la locura.
Caninabis:
Un perro experto en cannabis que acaba trabajando para la policía pese a que de corazón él está del lado de los dealers. Recordáis “El clan de los irlandeses”, pues esta es su versión canina. O algo así.
Madame Tutli-Pluti:
Seguimos en los terrenos de la animación. Una experiencia terrorífica, surreal y existencialista. Es la película perfecta para el fumeta pues ofrece muchos momentos “un momento, ¡¡¿qué está pasando aquí?!!”
Quilt:
La tienes que ver. Sobran las palabras.
Dracula, Pages of a Virgin’s Diary:
La obra maestra del cineasta canadiense Guy Maddin pasa por rediseñar el mito del conde Drácula de Bram Stoker desde el ballet. Pese a que todo parece indicar que uno se encuentra ante una tomadura de pelo, Maddin elabora la que, a nuestro parecer, es la mejor adaptación-versión de Drácula jamás hecha.