El cannabis medicinal puede prescribirse en el Reino Unido desde el 1 de noviembre de 2018, tras el cambio normativo que trasladó los cannabis-based products for medicinal use in humans (CBPMs) a la lista 2. Sin embargo, el acceso cotidiano está marcado por el circuito privado de productos no licenciados y por una ausencia de seguimiento centralizado que dificulta dimensionar el mercado y sostener debates públicos con datos comparables.
El volumen anual de cogollos subió de 2700 kilos en 2022 a 5250 en 2023 y 9800 en 2024. En la FOI (Freedom of Information, solicitud de acceso a información pública) analizada, 2025 solo incluye enero y febrero, pero su arranque mantiene la tendencia, ya que solo en enero y febrero superaron una tonelada. El análisis interpreta esta expansión como más pacientes, pero también como recetas promedio más grandes.
Los datos también revelan concentración y recambios rápidos. La empresa Adven representa aproximadamente un tercio de toda la flor dispensada en el periodo, unos 6,1 toneladas, con un máximo en 2023 por encima de 3,3 toneladas. En 2024, el liderazgo lo tomó Curaleaf Lavender Cake que pasó de ser marginal a superar 3,5 toneladas ese año y sumó 196 kilos en los dos primeros meses de 2025.
La otra señal fuerte es la escalada de potencia. En 2022, cerca de 57% del volumen se movía entre 18% y 22% de THC y 11% superaba 22%. Para 2024, los productos por encima de 22% ya rondaban un tercio del total y en el inicio de 2025 se acercaron a la mitad. A la vez, la FOI expone que los registros son realizados de forma manual, existen nombres sin estandarizar y duplicaciones que hacen más difícil convertir el crecimiento en evidencia pública.
Un mercado que crece sin estadísticas robustas queda a merced de estimaciones interesadas . Transparentar datos, normalizar registros y abrir la conversación sanitaria puede ser tan importante como ampliar el acceso y hace la diferencia entre política pública y relato.