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El consumo de marihuana es común entre estudiantes de medicina

Un metaanálisis publicado en Brazilian Journal of Psychiatry concluye que el consumo de cannabis es frecuente entre estudiantes de medicina a nivel mundial y muestra una tendencia al alza, aunque con variaciones regionales significativas.

El trabajo, liderado por investigadores de la Universidade Federal de Santa Maria (Brasil), sintetiza 109 estudios observacionales publicados entre 1971 y 2025, que en conjunto aportan datos de 62.444 participantes en 32 países. La búsqueda sistemática incluyó bases como MEDLINE, LILACS, Embase, PsycINFO y SciELO y el análisis empleó modelos de efectos aleatorios para estimar prevalencias agrupadas. Se informan cuatro ventanas temporales: prevalencia de vida (29,2%), del último año (20,5%), del último mes (9,2%) y de la última semana (5,1%).

Más allá de las cifras globales, el estudio identifica una curva temporal con descensos en las décadas de 1980–2000 y un repunte en los años 2020. Según los autores, la prevalencia global pasó de 38,4% en la década de 1970 a 18,1% en los 2000, para subir nuevamente hasta 30,4% en los 2020, con un impulso notable en América Latina, Asia y África. Esta evolución coincide con cambios regulatorios, percepciones de riesgo y accesibilidad del cannabis en distintos contextos nacionales.

Las diferencias regionales son marcadas. Asia registra las prevalencias más bajas (estimación agrupada: 11,5%), mientras que Norteamérica concentra los valores más altos (en torno a 59,7%). Los autores señalan además subgrupos según género, ciclo de estudios y tipo de escuela, aunque el hallazgo indica que el cannabis se mantiene como la sustancia fiscalizada más reportada entre estudiantes de medicina, por encima de otras drogas.

Estos resultados dialogan con investigaciones previas. Un metaanálisis de 2018 ya había señalado que el cannabis era la sustancia ilícita más usada en este colectivo, aunque con gran heterogeneidad entre países. En 2023, otra revisión sobre médicos y estudiantes estimó una prevalencia de consumo a lo largo de la vida cercana al 37% para profesionales y población en formación. El nuevo artículo actualiza el panorama con mayor cobertura geográfica y series temporales más largas, aportando un punto de referencia para el debate contemporáneo.

Desde una perspectiva de salud pública, el repunte reciente invita a fortalecer la formación clínica basada en evidencia sobre cannabis, así como estrategias de reducción de daños en campus universitarios. Para un grupo que será referente sanitario, resulta clave distinguir entre uso experimental, uso problemático y contextos de riesgo, evitando discursos estigmatizantes que dificultan la búsqueda de ayuda o el acceso a información de calidad.

El mapa que traza este metaanálisis no es un juicio moral sino un diagnóstico. Si el cannabis sigue presente en cohortes que mañana orientarán decisiones en el ámbito médico, conviene asumir el dato con rigor, generando políticas educativas, protocolos y marcos regulatorios coherentes con la evidencia.

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