A fines del año pasado, Japón prohibió seis cannabinoides semisintéticos y aprobó la importación de medicamentos derivados de la planta, mientras ha recrudecido la persecución a los usuarios de marihuana. Según datos de la Agencia Nacional de Policía, los arrestos a menores de 20 años han aumentado un 34% durante 2023. Se tratan de un total de 1.222 jóvenes que fueron arrestados.
La cifra de detenciones a los menores de 20 años ha significado un récord en la política punitiva de Japón. La policía sostiene que la situación se debe a “la falta de consciencia sobre los efectos nocivos de las drogas” y que cada vez “son más fáciles de conseguir”. Además, las fuerzas de seguridad adelantan que impulsarán campañas de educación en las escuelas secundarias de Japón.
Por otro lado, Japón aprobó el uso médico del fármaco Epidiolex en noviembre del año pasado. Se trata de un preparado farmacéutico de CBD utilizado habitualmente como tratamiento para distintos tipos de epilepsias refractarias. Para realizarlo, el país asiático modificó algunas leyes que cambiaron la prohibición de la planta. Si antes estaban penadas todas las partes de la planta que no fueran el tallo y las semillas, a partir de las modificaciones la prohibición se centra en los cannabinoides. De esta manera, las fuerzas policiales japonesas han encontrado una forma de perseguir a los usuarios del cannabis, mientras las autoridades despejan el camino para que el único acceso legal a los derivados de la planta sea de la mano de los productos farmacéuticos. Lo que ignoran los funcionarios japoneses es que existe una enorme evidencia científica que respalda el uso terapéutico de todos los cannabinoides y que su respuesta para el tratamiento de enfermedades es más efectiva cuando se combinan entre sí.