La alcaldesa de Ámsterdam, Femke Halsema, no cesa en su empeño de vetar la entrada a turistas a los coffeeshops de cannabis de la ciudad y cerrar la mayoría de estas conocidas cafeterías en las que la compra y el consumo de cannabis y derivados está permitido a las personas mayores de edad. Halsema llevará este miércoles la medida al concejo del ayuntamiento, y aunque previsiblemente no logrará los votos necesarios, esta no piensa abandonar su proyecto.
“Mis buenos amigos, dejaremos que el criterio se hierva a fuego lento en sus cabezas”, dijo la alcaldesa al resto de concejales el pasado jueves en una reunión en la que volvió a tratar de ganarse el apoyo de la mayoría para emprender la medida. “El criterio” es como se conoce a la medida para restringir la entrada de no residentes a los coffeeshops. La declaración, recogida por el diario Het Parool, demuestra una vez más que la alcaldesa piensa seguir con su proyecto y que aún ve que hay tiempo por delante para aprobar la medida.
Aunque la venta de cannabis en los coffeeshops está permitida, en el país la producción y el cultivo de cannabis para fines comerciales sigue siendo ilegal, por lo que los dueños de los coffeeshops tienen que comprar el cannabis en el mercado negro. La batalla contra los coffeeshops viene de largo, y ya hace casi dos años que la alcaldesa trata de ejecutar la medida del criterio de acceso. Según The Guardian, de su lado están los jefes de policía y los fiscales locales, quienes consideran que excluir a los turistas podría funcionar para reducir el tráfico ilegal de cannabis, y combatir así la criminalidad de otras drogas ilegales.
Sin embargo, la mayoría de los concejales critican la medida y defienden que prohibir a los turistas el acceso a los coffeeshops no los disuadirá de consumir, sino que provocará que estos recurran directamente al mercado negro. Por lo tanto, la medida no tendrá ningún efecto debilitador sobre las mafias de venta de drogas, sino más bien al contrario: las mafias requerirán de más personas en su estructuras para realizar la venta directa al cliente, algo que puede provocar mayor inseguridad. “Tentará a los jóvenes... a ganar dinero y esto no es lo que queremos”, dijo a la alcaldesa la concejala Imane Nadi, del partido GroenLinks.