La aprobación de la ley permitirá el cultivo de cannabis con menos del 1% de THC, que en ningún caso estará destinado a uso recreativo. Los cultivos servirán para producir fármacos y preparados para uso medicinal, incluyendo productos ricos en CBD. La legislación también contempla su uso industrial destinado a la producción de fibras, tejidos y otros materiales.
La regulación del cultivo de cannabis no psicoactivo es también una estrategia del Gobierno para tratar de atraer a algunos de los cultivadores ilegales al mercado legal, y así poder generar impuestos para el estado. “Tenemos una ventaja competitiva y comparativa en el negocio del cannabis”, dijo la parlamentaria Yassine Jaber a Al Jazeera poco antes de que la ley fuese finalmente aprobada. “Nuestro suelo se encuentra entre los mejores del mundo para esto, y el costo de producción es bajo en comparación con otros estados”, explicó.
Líbano es un país con una larga tradición de cultivo de cannabis, y a pesar de que las leyes lo prohíben, en el territorio se produce cannabis psicoactivo ilegal que se exporta hacia Europa, casi siempre en forma de hachís. El pasado año el entonces ministro de Economía dijo que el sector legal del cannabis podría generar 1000 millones de dólares en ingresos anuales porque el hachís libanés era “uno de los mejores del mundo”.