A partir de ahora, se podrá cultivar cáñamo en Moldavia. Sin embargo, las flores y el CBD seguirán prohibidos. Tan solo se podrán utilizar las fibras de la planta para diferentes usos industriales. Así lo ha establecido días atrás el gobierno, al incluir las genéticas del cáñamo al Catálogo Nacional de Variedades Vegetales que están inscriptas en los registros de la Unión Europea. A partir de ahora, el Ministerio de Agricultura y la Agencia de Seguridad Alimentaria emitirán licencias productivas.
“Estos materiales se utilizan en muchas industrias, incluida la del automóvil”, dijo el Primer Ministro, Dorin Recean, sobre los diferentes usos que podría darles el país a las fibras del cáñamo. “Es una muy buena oportunidad para el entorno empresarial de la República de Moldavia”, agregó.
La incorporación del cáñamo al entramado industrial de Moldavia forma parte de un proyecto de gobierno en el que se pretende avanzar en formas de producción sustentables que incentiven la economía circular. En este sentido, el Secretario General del Ministerio de Agricultura e Industria Alimentaria, Sergiu Gherciu, dijo que “a través de la producción y transformación del cáñamo industrial, Moldavia puede desarrollar una economía circular, reduciendo los residuos y utilizando cada parte de la planta, ya sea como fibra, combustible o material de construcción”.
En Moldavia, la agricultura es uno de sus pilares económicos. Este sector aporta alrededor del 12% de su Producto Bruto Interno (PBI) y emplea al 27% de la población activa. Pero hasta el momento, el país dejó fuera a la industria del CBD en esta iniciativa de avances regulatorios sobre la planta. Esto se debe a que las flores seguirán prohibidas porque así lo establece la ley de drogas local y el Comité Permanente de Control de Drogas se mantiene inflexible en incorporar modificaciones.