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Moldavia impulsa el cultivo de cáñamo industrial tras su legalización

La República de Moldavia ha iniciado formalmente la siembra legal de cáñamo industrial, recuperando una tradición agrícola olvidada y apostando por un cultivo sostenible con alto potencial económico.

Mujer cargando cáñamo. Neamt, Moldavia, 1930. Foto de Adolf Chevallier.

Mujer cargando cáñamo. Neamt, Moldavia, 1930. Foto de Adolf Chevallier.

La reciente siembra de cáñamo industrial en Moldavia marca un hito histórico para el país, tras la aprobación de un marco legal que permite su cultivo con fines estrictamente industriales. Uno de los pioneros en sumarse al programa ha sido el agricultor Ion Sahanovschi, quien consultado por el medio Hemptoday, señaló que sembró 8 hectáreas en su finca de Bălăbănești, distrito de Criuleni. "Es un comienzo. Si queremos saber cuál es su potencial, tenemos que intentarlo", declaró.

La nueva normativa, en vigor desde 2024, establece una distinción clara entre el cáñamo industrial y el cannabis con fines recreativos o terapéuticos. En Moldavia solo se autoriza el cultivo de variedades de cáñamo registradas en catálogos nacionales o europeos y su uso se limita a la producción de fibra, semillas y aceite. El marco también impone requisitos estrictos de autorización, trazabilidad y contratación con procesadores certificados.

El gobierno moldavo promueve esta iniciativa como una estrategia de desarrollo rural y diversificación económica. El Ministerio de Agricultura y de la Industria Alimentaria ha alentado a productores a explorar las ventajas del cáñamo, destacando su compatibilidad con el clima local, su alta eficiencia ambiental y su potencial para atraer inversión privada. En un país donde la agricultura representa aproximadamente el 12% del PIB y emplea a más de una cuarta parte de la población, la incorporación del cáñamo podría fortalecer las economías rurales.

El cáñamo industrial es valorado y reconocido por su rápido crecimiento, su capacidad de captación de carbono y su versatilidad para distintos usos industriales, desde materiales de construcción hasta textiles y bioplásticos. En Moldavia ya se han constituido asociaciones de productores que buscan establecer cadenas de valor internas y facilitar el acceso a plantas de procesamiento.

La reactivación del cáñamo en Moldavia no solo representa una decisión económica, sino también un gesto de recuperación cultural. Con un pasado vinculado a la producción textil y usos tradicionales del cáñamo, el país retoma un cultivo olvidado que podría ofrecer respuestas modernas a los desafíos rurales y ecológicos.

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