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¿Puede una nube de cannabis intoxicar a todo un pueblo?

Una incineración masiva de marihuana incautada en Lice (Turquía) provocó numerosos síntomas de intoxicación entre la población local. Aunque una infinidad de medios replicaron la idea de un "colocón colectivo", los hechos invitan a cuestionar cuánto hay de cierto en esto.

En abril, las autoridades turcas destruyeron 20 toneladas de cannabis decomisada en las afueras del municipio de Lice, una localidad de 25.000 habitantes en la provincia de Diyarbakir. La operación, que incluyó la quema al aire libre con 200 litros de acelerante (diésel) generó una densa nube de humo que se extendió por varias horas. 

El operativo más que ser una fórmula efectiva y ajustada a protocolos de seguridad para eliminar la gran cantidad de materia vegetal decomisada, pretendió ser un mensaje a los cultivadores y narcotraficantes de una región que históricamente ha estado vinculada al cultivo de cannabis.

Pero más allá del intento de enviar una señal potente, a las pocas horas de producida la quema, se comenzó a reportar que numerosos residentes presentaban mareos, náuseas e incluso “alucinaciones”, como destacó el portal internacional de noticias HuffPost.

¿Puede una nube de cannabis intoxicar a todo un pueblo?

Algunos medios de comunicación locales señalaron que el aire quedó “impregnado de compuestos psicoactivos” y el presidente de la Asociación Estrella Verde que lucha contra las adicciones, Yahya Öğer, advirtió que, así como el humo del tabaco afecta a fumadores pasivos, la exposición al humo del cannabis puede intoxicar y causar alucinaciones.

Uno a uno, medios internacionales, sitios especializados en cannabis caían como en un efecto dominó en la narrativa basaba en la idea de que el humo puede provocar efectos en los fumadores pasivos y, si bien las reacciones físicas de la población fueron reales, lo cierto es que esta historia amerita -al menos- una mirada crítica.

La evidencia científica sobre la exposición pasiva al humo de cannabis en espacios abiertos es clara: incluso en escenarios controlados, las concentraciones de THC que alcanzan a terceros son, en condiciones normales, demasiado bajas como para provocar efectos significativos. Estudios han demostrado que solo en ambientes cerrados, con ventilación deficiente y durante exposiciones prolongadas, puede registrarse un efecto leve en personas no consumidoras.

Entonces, ¿cómo explicar los síntomas reportados en Lice? Todo indica que no se trató de un simple caso de "fumadores pasivos" de marihuana. La cantidad de cannabis incautada, sumada al uso del acelerante para su quema, produjo una mezcla tóxica cuyo efecto sobre la salud difícilmente puede atribuirse solamente al THC.

Junto con lo anterior, las condiciones meteorológicas registradas durante la quema, con poco viento y alta humedad, favorecieron la acumulación del humo sobre el pueblo. En ese contexto, una explicación más plausible (y no tan noticiosa) es que los mareos y náuseas pueden explicarse tanto por la inhalación de material particulado, como por la sugestión colectiva frente al inédito sahumerio cannábico.

Tal vez lo único que se puede ver entre la humareda, es que lejos de resolver el problema del narcotráfico, la destrucción improvisada de drogas puede agravar otras crisis: las de salud pública y confianza institucional, tal y como ocurrió en Lice, donde medidas efectistas en el marco de la guerra contra las drogas, no solo fracasan en sus objetivos, sino que a veces convierte a poblaciones enteras en víctimas colaterales de su propio despliegue. 

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