El presidente de los Estados Unidos Donald Trump tiene mucho miedo. Ve que las elecciones se le están escapando estos últimos meses por su pésima gestión. Ahora cree que prohibiendo preguntar a la gente sobre la reforma de la marihuana evitará la bala y será elegido para una segunda legislatura.
Trump se ve con el agua al cuello ahora que están muy cerca las elecciones para la presidencia de los EE.UU del 2020. Su gestión de la pandemia, sobre todo, ha conseguido darle la vuelta a uno números que a comienzo de año estaban a su favor. Nadie daba un duro por el que ahora es su rival, Joe Biden. De hecho, pocos creían que podría llegar a ser un serio candidato para la Casa Blanca.
A los ataques que ha hecho contra el sistema de voto por correo, a la misma institución de Correos (que en Estados Unidos está muy valorada, por cierto) y a su continua difusión de bulos y medias verdades, se le une ahora esta extraña petición a sus colegas Republicanos en los diferentes estados de la unión: Trump cree que meter una pregunta en la papeleta de las elecciones sobre si debería legalizarse el cannabis conseguirá que su partido (y él, consecuentemente) pierda las elecciones.
Trump cree que si se incluye una pregunta al respecto sobre la reforma de la ley del cannabis, ya sea para legalizarla por completo o regular la marihuana para uso medicinal, atraerá a más gente a las urnas. Y, ¿quién creéis que Trump piensa que son esa “gente”? En efecto, las personas que no le quieren en la Casa Blanca porque su mente obtusa no da más allá de asociar marihuana con depravados.
Fue durante un encuentro en Wisconsin en apoyo a su colega Republicano Scott Walker (nada que ver con el magnífico y recientemente fallecido músico británico) cuando Trump soltó su mente sin filtro y dijo que:
"La próxima vez que se postule, por favor no ponga marihuana en la papeleta electoral", dijo Trump, dirigiéndose directamente a Walker. "Sacaste a votar como un millón de personas que nadie sabía que iban a salir".
Walker ha declarado en alguna ocasión que considera el cannabis una “droga de entrada” a otras drogas, así que ambos están en sintonía en este sentido.
Para sorpresa de nadie, Trump le pide a Walker que no meta la reforma en la papeleta, cuando Walker (ni ningún otro gobernador) puede hacer eso. El proceso es mucho más complejo y, por supuesto, no depende solo de una persona pues, aunque Trump no quiera creerlo, las democracias no son el patio de recreo de los tiranos.
Con un poco de suerte, este noviembre perderemos de vista a Donald Trump.