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Un médico mexicano denunció la prohibición de drogas e impulsó una regulación hace 80 años

Leopoldo Salazar Viniegra defendió los usos del cannabis y apoyó la despenalización de las drogas en los años 30.

En los años 30 del siglo pasado un médico mexicano se enfrentó a los que querían acabar con el consumo de cannabis y otras drogas y perseguir a sus usuarios. El Doctor Leopoldo Salazar Viniegra fue estudioso del cannabis y de la salud mental, Director de Toxicomanías del Departamento de Salubridad Pública, y un auténtico pionero en cuestionar las ideas sesgadas sobre el cannabis y desafiar las políticas prohibicionistas que se empezaban a imponer entonces.

Salazar presentó en 1938 su estudio El mito de la marihuana en la Academia Nacional de Medicina en México. El texto académico era fruto de su trabajo y experiencia como director de un Hospital de Toxicomanías, y en él cuestionó el mito de que la marihuana es una sustancia peligrosa para la salud mental que puede inducir a cometer crímenes, y defendió un abordaje diferente que no castigase a los usuarios.

Leopoldo Salazar Viniegra

En la nota enviada a la revista Criminalia para la publicación de su texto académico, Salazar advirtió que aunque todavía quedaban investigaciones por hacer sobre el cannabis, principalmente “para ampliar el estudio”, tenía la firme convicción de “la necesidad de modificar los métodos seguidos” hasta el momento “en la lucha contra las toxicomanías”. En la introducción al texto Salazar aclara: "Nunca hubiera podido encontrar un solo caso en el que con toda seguridad se pudiera atribuir la psicosis al uso de la marihuana, contra lo que suelen proclamar crónicas triviales y, sobre todo, en contraste con los numerosísimos casos de psicosis orginadas por el alcoholismo"

Las ideas de Salazar Viniegra llevaron a que el Gobierno de México aprobara un cambio radical en las leyes sobre drogas en 1940, en que se incluyeron las recomendaciones hechas por el doctor: se pasó a tratar a los adictos como pacientes, a los que se proveía de dosis a través de dispensarios y se dejó de perseguir a quienes enfrentaban cargos penales por drogas. No obstante, el cambio en las políticas de drogas no gustó a Estados Unidos, y el país presionó para que se revocaran las nuevas políticas y para ello suspendió el envío de medicamentos a México. A los pocos meses México se vio obligado a derogar la nueva ley y volver a la prohibición.

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