Algunos habitantes ya habían empezado a sembrar cáñamo por su cuenta después de escuchar que podía funcionar como repelente, pero ahora es el Ayuntamiento el que regala hasta tres plantas para aquellos que lo soliciten. El mosquito en cuestión es una especie muy pequeña, de entre uno y cuatro milímetros, que habita en zonas con agua y chupan la sangre de otros animales, y cuyo nombre en español es ceratopogónido, beatilla o chinche chupadora.
El municipio de Wichelen está rodeado por un río y una reserva natural que son un paraíso para estos persistentes mosquitos, y el pasado año se produjo una plaga por encima de lo habitual. Como parte de la solución se realizaron algunas intervenciones en las zonas de agua para mejorar el drenaje y evitar el estancamiento de aguas, que favorece la proliferación del insecto. Pero ahora el Ayuntamiento ha decidido probar con la nueva estrategia y está repartiendo tres variedades diferentes de cáñamo para ayudar a los habitantes. “Los tejidos reaccionan al olor de la planta o la sustancia que libera la planta. Como resultado, se desorientan y ya no tienen ganas de picar”, explicó el Ayuntamiento de la localidad.
Se trata de plantas de cannabis con un contenido muy bajo de THC, “con el que la gente no puede drogarse”, aclaró el alcalde Kenneth Taylor a la televisión VRT rodeado de plantas de cáñamo.