En Argentina, el uso de MDMA no es masivo. Pero tampoco irrelevante. Según los datos de la última Encuesta de Consumo de Sustancias Psicoactivos, el 1.5% de las personas consultadas dijo haber tomado éxtasis en algún momento de su vida, mientras que el 0.5% aseguró hacerlo durante el último año. Ante esta tendencia, la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina (SEDRONAR) realizó su primer informe sobre la pureza de esta sustancia.
El estudio fue elaborado por el Observatorio Argentino de Drogas (OAD), dependiente de SEDRONAR, y se trató de un análisis a 81 muestras de MDMA provenientes de diferentes incautaciones realizadas entre los años 2021 y 2023. En promedio, las muestras analizadas contenían solo un 28% de la sustancia y el 80% tenía una concentración igual o menor al 23%. Si bien la pureza es tres veces menor que la que se encuentra en España, en Argentina algunos casos no superaron el 1.1% de MDMA. En el otro extremo se encontraron muestras con 97.2% de MDMA.
En cuanto a los adulterantes, el informe menciona tanto a sustancias inertes e ingredientes activos potencialmente peligrosos. Entre los primeros se encuentran lactosa y dextrosa, azúcares que reducen la pureza sin generar efectos psicoactivos. Entre los segundos destacan la cafeína, que puede aumentar los riesgos cardiovasculares al combinarse con MDMA, y la fenacetina, un analgésico antipirético retirado del mercado en muchos países por su toxicidad. También se detectaron ketamina, metanfetamina y catinonas sintéticas, que complican aún más el escenario al añadir efectos impredecibles e interacciones peligrosas.
Si bien este es el primer informe argentino que analiza la pureza del MDMA en el país, diferentes organizaciones ha criticado la metedeología del estudio. Uno de ellos fue la Revista Mate, un medio local especializado en política de drogas. “Un problema clave es la falta de claridad sobre las muestras analizadas. No se especifica si los datos de pureza corresponden a pastillas, cristales o ambas. Esto es crucial, ya que se espera que las pastillas tengan un porcentaje de pureza significativamente menor debido a los excipientes y aglutinantes utilizados. Sin esta diferenciación, las conclusiones sobre pureza quedan incompletas y poco útiles”, sostiene un artículo publicado recientemente y firmado por el periodista Patricio Liddle, quien también destaca la falta de inclusión de los usuarios de drogas y las organizaciones de reducción de daños.