Las elecciones estadounidenses de medio mandato celebradas este martes han traído varias noticias buenas para las políticas del cannabis. Además de las regulaciones aprobadas en los estados de Maryland y Missouri, en los estados de Texas y Ohio se han aprobado medidas más modestas a nivel local. Los votantes de los municipios texanos de Denton, Elgin, Harker Heights, Killeen y San Marcos, y los ohioneses Corning, Kent, Laurelville, Rushville y Shawnee han aprobado la despenalización de la marihuana en el territorio de la localidad.
En Ohio ya habían más de 20 municipios y condados que habían adoptado despenalizaciones locales de la posesión del cannabis, bien mediante votaciones populares, o bien mediante iniciativa de ayuntamientos. Los activistas ya apuntan a propuestas de alcance estatal, y planean llevar la legalización del uso de adultos a un referéndum para el año que viene.
En cambio, Texas no permite la aprobación de medidas estatales mediante votaciones populares de referéndums, como sí ocurre en la mayoría de estados. Es por esto que los habitantes del estado sólo han conseguido la aprobación de algunas despenalizaciones locales como las de esta semana. También Austin, la capital del estado, aprobó una despenalización en mayo de este año, y San Antonio, la segunda ciudad más grande de Texas por población, podría tener la oportunidad de aprobar una despenalización en mayo de 2023.
Mientras tanto, la posibilidad de una regulación estatal sólo puede llevarse a cabo por la vía parlamentaria. Aunque se han llegado a presentar varios proyectos legislativos para este fin, ninguno ha conseguido prosperar y su tramitación está estancada. Pese a ser uno de los estados que tradicionalmente se han identificado con las políticas más conservadoras de EE UU, en Texas el apoyo a la legalización es muy alto, y una encuesta de este año mostró que tiene más apoyos que el gobernador del estado.